La cruz del Papa
Actualizado: GuardarEstos días la cruz del Papa, de cerca de 4 metros de alta, se pasea por España. Está sirviendo de preparación para «calentar motores» de cara a la próxima visita de Benedicto XVI a España. En 1984, con motivo del Año de la Redención, Juan Pablo II, al finalizar, se la entregó a las jóvenes para que la llevaran por todo el mundo. Y así se está haciendo. Entiendo que se pretende acercar a los jóvenes a la Iglesia. Ya sabemos que para estos actos siempre hay un público que lo sigue entusiasta. Suelen ser los jóvenes de religiosidad más tradicional y apegados a instituciones de la Iglesia. Pero yo me pregunto si este tipo de actos folclóricos y de masas son los que de verdad sirven para acercar a los jóvenes a la Iglesia. Esta es muy consciente de la lejanía de la juventud. De esa masa de jóvenes que cada vez se declara más distante de una institución que encuentran desfasada. Debemos recordar las conclusiones de la Fundación SM sobre Juventud 2010. En ese informe se concluía que, de 16 instituciones comparadas, la Iglesia Católica era la peor de todas ellas para los jóvenes. Si la Iglesia quiere acercarse a los jóvenes, debe reconsiderar algunas cosas. Una Iglesia que prohíbe las relaciones prematrimoniales, que está en contra de los homosexuales, que celebra un culto que aburre hasta a los muertos, que prohíbe el uso de preservativos... no tiene capacidad para sintonizar con la juventud. Es necesario un mayor compromiso con los pobres y no el apego a los poderosos, gestos de austeridad y no ostentación, creer de verdad que todos somos iguales y no mantener a la mujer marginada en la Iglesia sin capacidad de decisión ni de asumir tareas en igualdad de condiciones... Una Iglesia con estructuras jerárquicas o no democráticas poco podrá atraer a una juventud que ha nacido en democracia. Seguir paseando la cruz del Papa a la que siguen siempre los mismos me parece no tener en cuenta la parábola del buen pastor que dejaba en el redil a las 99 ovejas que estaban seguras para salir al encuentro de la que se había perdido. Los jóvenes necesitan ver cambios más significativos en una Iglesia que se empeña en permanecer anclada en el pasado, lejos de sus inquietudes.