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Opinion

Aznar y sus rencores

Las declaraciones le retratan y dejan en situación delicada a Rajoy, que al callar, parece que otorga

JOSÉ MARÍA CALLEJA
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Anda José María Aznar arremetiendo contra España fuera de nuestro país. Cuando la confianza es un ingrediente fundamental para salir de la crisis, el que fue presidente del Gobierno de España tilda a su propio país de insolvente. A Aznar ese ejercicio le encanta, pero a España le hace daño. No sé si el PP sacaría algún beneficio electoral de una eventual agudización de la crisis en nuestro país, pero sí tengo la certeza de que esta posibilidad sería nefasta para todos los españoles. A Aznar eso no le importa, él anda metido en ajustar sus propias cuentas pendientes. Siete años después, aún no ha asimilado que el designado por él, Mariano Rajoy, perdiera las elecciones y las ganara Zapatero. Aznar tampoco ha hecho la digestión de las movilizaciones que hubo en España contra su decisión de meternos en la Guerra de Irak con la mentira de que allí había armas de destrucción masiva. Pero eso no le puede llevar a calificar de amigo a un terrorista como Gadafi, que ordenó atentados terroristas, que masacra a sus paisanos y que sí ha tenido armas de destrucción masiva. La gimnasia del rencor que practica a diario Aznar no es buena para la imagen de España en el exterior, le retrata a él y deja en situación delicada a Rajoy, que al callar, parece que otorga.

El Aznar que califica hoy de amigo a Gadafi es el mismo que anunció rotundo, hace años, la inevitable balcanización y ruptura en mil pedazos de España, el que nos dijo que el Estado se había rendido ante ETA y el que nos contó con solemnidad, y como verdad de la buena, que en Irak había armas de destrucción masiva. No acertó en ningún caso, pero eso no le hace apearse del tremendismo.

Lo cierto es que en España se han tomado medidas muy duras para salir de una crisis provocada por una manera voraz de practicar el capitalismo. Lo cierto es que nuestro país no corre los riesgos que sí han corrido otros puestos en su día como modelos a imitar, como, por ejemplo, Irlanda. Lo evidente es que España esta bastante entera y las fracturas apreciables son en el PP: así en Navarra, en su día, como en Asturias, hace un rato, o en la Comunidad valenciana, ayer mismo. Parece, en fin, innegable que la democracia española está derrotando a la banda terrorista ETA, que se desmorona gracias a la eficacia policial, a las medidas políticas, a la movilización ciudadana y a la forma en que la banda rompió la última negociación. Hay unos cuantos motivos de satisfacción por la derrota del terrorismo, a la que también contribuyó Aznar, pero esas evidencias son imposibles de ver si uno practica todos los días la gimnasia del rencor.