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El hombre que odia tropezar dos veces

Solo el Liverpool de Benítez y el Barça de Guardiola en 2010 han conseguido vencer en más de una ocasión en la misma temporada al luso

JAVIER BRAGADO
MADRID.Actualizado:

Cuando el Oporto apareció por la final de la Copa de la UEFA de 2003 fueron muchos los que se preguntaron por la fórmula que había recuperado al clásico portugués en Europa. Entonces, Deco, uno de sus futbolistas más destacados, reconoció que el secreto estaba en su entrenador, un tipo que era capaz de predecir con exactitud los movimientos de sus rivales y explotarlos con unas pocas instrucciones. Aquel técnico era José Mourinho, un preparador que había madurado a la sombra del inglés sir Bobby Robson y el neerlandés Louis van Gaal como asistente. Entonces solo sus superiores conocían la capacidad de análisis del portugués para espiar a sus rivales. «Los informes que él me hacía eran muy diferentes al resto. Estaba fuera de lo normal», afirma Manuel Fernandes, el entrenador que sacó a Mourinho de su trabajo de maestro de escuela para apoyarle en el Estrella Amadora de la máxima competición portuguesa.

Una vez que decidió dar el salto como entrenador principal brilló en trabajos provisionales en el Benfica y la Unión Leiria hasta poder planificar con el Oporto su primera temporada completa. Desde entonces, su complejo estudio de los adversarios y su capacidad de innovación han supuesto dos instrumentos fundamentales para su ascenso a la cima. Mourinho ha transformado su afán de enmendar los errores en una facultad casi infalible para nunca repetir derrota ante el mismo rival. Demostrada su capacidad de observación y de reacción en el Oporto, hay que señalar que solo ha podido enfrentarse a un adversario digno de sus ejercicios de estrategia. Se trata de Rafael Benítez, el estudioso que descubrió el antídoto para acabar con los éxitos de Mourinho en la temporada 2006-07. El Liverpool ganó la Charity Shield (1-0), un partido de Liga y la semifinal de la Liga de Campeones (1-0) ante la impotencia de Mourinho, quien presentó hasta tres alineaciones distintas pero solo logró levantar la Copa de Inglaterra, la única competición en la que no se cruzó con los 'reds'. Benítez fue el culpable de que aquel Chelsea terminara segundo en la Premier y se ausentara de la final de la 'Champions'.

Tras la Liga y la Copa con el Inter apareció el Barça. «Pensáis que es fácil, pero no ha terminado», avisó Mourinho a Guardiola tras la expulsión de Motta en la vuelta de las semifinales. Acertó el portugués, porque el gol de Piqué resultó insuficiente para remontar el 2-1 de la ida. Aquel triunfo de los españoles se sumó al de la fase de grupos, aunque con el resultado negativo de la eliminación y el triunfo en la Liga de Campeones de los italianos.