El rebelde culé
Actualizado:El hombre de la foto tiene bien definidas sus lealtades, al menos en dos conflictos diferentes. En el enfrentamiento que sacude su país, Libia, está con los rebeldes: él y su fusil se han quedado a cargo de un puesto de control en las afueras de Ajdabiya, la última línea de defensa antes de Bengasi. Pero, en jornadas como la de ayer, mientras se deja los ojos escudriñando horizontes en busca del enemigo, su mente y su corazón también andan pendientes de otras contiendas. Nuestro combatiente es del Barça, un culé del norte de África. No tiene la misma importancia que enfrentarse a un tirano, pero la identidad humana es así, un mosaico de piezas irrenunciables.
En el anterior partido entre el Barça y el Real Madrid, el de Liga, algunos reportajes mostraron grupos de hombres libios que se reunían para verlo por televisión en Trípoli. Eran tipos oficialistas, partidarios del coronel, que aprovechaban la presencia de los periodistas extranjeros para animar a su venerado líder como si fuese un delantero centro. Pero, aun así, también vivían el deporte, y resulta inevitable pensar qué ocurriría si se acercase al puesto de nuestro hombre un seguidor de Gadafi vestido de azul y grana, un hermano en el fútbol.