FERVOROSOS
Actualizado:En todas las organizaciones políticas los hay. Con mayor o menor capacidad organizativa. Con la restauración democrática surgió José Manuel Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda desde las primeras elecciones municipales y hasta hoy, arrollando a los adversarios con sucesivas mayorías absolutas, y todavía le quedaba a este ilustre del radicalismo campesino organizar movilizaciones campesinas reivindicando tierras para los jornaleros. Fue la época pre democrática en la que en una de aquellas reivindicaciones (ocupaciones de finas privadas y públicas) comenzaron a dejarse ver expertos en la cuestión de la propiedad de la tierra en España. Como cronista de aquellas movilizaciones, más de un día lo pasamos mal, junto a líderes de aquel radicalismo agrario como Paco Casero y la atosigante presencia de cuadros de la Guardia Civil. Todavía, el gran Casero se deja vero en otra acción reivindicativa que pone al campo andaluz de patas arriba.
Casero ya está más en cuestiones de liderazgo que operativas de base, pero hay otros nuevos que se pirran por las movilizaciones, sean de derecha o de izquierdas. Gente fervorosa como el incansable Arenas, una mezcla populista entre el conservadurismo, la demagogia y el carácter explosivo en el debate político.
Con la cuestión de los ERE, el PP anda organizando movilizaciones de condena e invita 'a los socialistas horados' a asomarse a las movilizaciones. Puro surrealismo. Especialmente, exige que los socialistas presenten todos los expedientes presuntamente falseados, una petición que la Fiscalía entiende que no es preciso, lo cual, por añadidura, no le habrá satisfecho ni mucho ni poco sa una jueza que hoy adora la afición bética por razones muy diferentes.
Es natural, la gerontocracia de los populares sueñan cada noche con un atardecer glorioso al finalizar el recuento de los votos de las elecciones locales el penúltimo domingo del próximo mes de Mayo. Por su parte, los socialistas, entre el desaliento y las dudas, procuran deslizarse entre dos luces y hablando en voces que son susurros. Ni siquiera los admiradores más destacados de Alfonso Guerra se encuentran con ánimos para presentar batallar. Una excepción, valiosa, además, La de Mar Moreno, como Esperanza Oña (PP), salvando las distancias