Dos niñas evacuadas de Misrata en barco hasta Bengasi hacen el signo de la victoria. :: MARWAN NAAMANI / AFP
MUNDO

La OTAN castiga los centros de mando libios

Intenta romper el contacto de Gadafi con sus tropas ante sus problemas para defender Misrata

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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La OTAN ha ampliado su abanico de objetivos en Libia para intentar minar la resistencia de las tropas de Muamar Gadafi. Desde la noche del domingo, la aviación aliada castiga los centros de mando y comunicaciones de las fuerzas leales al régimen para aislar a las unidades destacadas en el frente. El cambio de estrategia pretende aflojar la presión sobre Misrata y otras ciudades rebeldes ante las precauciones que el organismo militar debe adoptar al bombardear zonas urbanas. La Alianza retira sus aviones en cuanto sospecha que las incursiones pueden causar víctimas civiles.

Un mes después de que Francia abriera la intervención militar en Libia, los aliados empiezan a ver los «límites» de su incontestable poderío aéreo. El ejemplo más claro es Misrata, la única ciudad en manos de los rebeldes en el oeste de Libia. Esta urbe de 300.000 habitantes soporta un asedio de siete semanas que ha causado cientos de muertos. Según Unicef, al menos 20 niños ha perdido la vida en los enfrentamientos. La OTAN, sin embargo, no consigue detener a las fuerzas gadafistas aunque el objetivo central de su misión es proteger a los civiles.

El director de operaciones estratégicas de la Alianza, el general Mark Van Uhm, constató ayer que el dictador libio ataca «indiscriminadamente» Misrata. Pese a los esfuerzos de las tropas gadafistas, la guerra en la ciudad se libra calle por calle, lo que facilita la defensa de los rebeldes. Paradójicamente, esta situación dificulta la cobertura aérea de la OTAN, enfrascada en unos bombardeos quirúrgicos que apenas han surtido efecto sobre el avance de las fuerzas leales al coronel libio. «Nuestro poderío aéreo tiene límites en la ciudad», remarcó el mando aliado en referencia a la posibilidad de causar bajas civiles.

Gadafi, que ha sabido contrarrestar el dominio aliado del cielo, ubica a sus tropas junto a mezquitas y edificios públicos para lograr una disuasión todavía mayor. «Oculta sus tanques y utiliza a los civiles como escudo», subrayó el general Uhm, que no ha percibido ningún signo de que el dictador sopese poner fin a su campaña. Los rebeldes, que en el este del país no han sabido sacar partido al apoyo de la OTAN en un terreno más favorable, se mantienen firmes en Misrata gracias a su conocimiento de la ciudad y a que el puerto -desde donde se ha evacuado a miles de personas- sigue abierto.

Mayor colaboración

Consciente de que en el asediado bastión rebelde su capacidad está limitada, la Alianza dio el domingo un giro a su estrategia. Desde entonces, aviones de Francia, Reino Unido y Dinamarca principalmente hostigan los centros de mando y comunicaciones para dificultar el contacto de Gadafi con sus tropas. El ataque más importante de esta ofensiva se llevó a cabo en la noche del lunes contra el cuartel general de la 32ª Brigada, ubicado a diez kilómetros de Trípoli. El organismo militar considera este complejo una pieza clave «en los ataques contra civiles».

La mayor contundencia de la OTAN se verá reforzada en los próximos días con una colaboración más estrecha con los rebeldes. El ministro de Exteriores británico, Willam Hague, anunció ayer que su país y Francia enviarán un equipo conjunto de asesores militares a Bengasi.

La Alianza, que desde que asumió el mando de la operación hace tres semanas ha llevado a cabo alrededor de 1.500 ataques, se ha centrado hasta ahora en las tropas gadafistas que estaban sobre el terreno. Sus incursiones han servido para destruir cientos de tanques, lanzacohetes, vehículos artillados y depósitos de munición. La nueva estrategia persigue aumentar considerablemente la presión. «Estamos golpeando no solo las fuerzas en el frente, sino también su segundo escalón y los centros de mando y control», indicó el general Uhm.