Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Al fondo, en el fuerte de Cortadura apareció el cadáver. :: L. V.
Ciudadanos

El falso culpable

Sus antecedentes por exhibicionismo le pesaron en 1993; hace escasos días volvió a ser arrestado por lo mismo en El PuertoLas fantasías de Rafael Galán le llevaron a prisión por un crimen en Cortadura

SILVIA TUBIO
CÁDIZ.Actualizado:

Otro exhibicionista más que no ha podido reprimirse en la calle, pensaría el policía de la Comisaría de El Puerto que el pasado sábado 9 de abril atendió el aviso de una vecina por la noche. La mujer pedía presencia policial porque un individuo le estaba mostrando sus genitales a un grupo de menores y de mujeres. Una intervención de rutina; será algún trastornado, comentarían los agentes que acudieron a la llamada de la denunciante. Si alguno de esos funcionarios era veterano no le costaría reconocer a Rafael Galán cuando fue a arrestarlo o cuando lo localizó en las fichas policiales al llevarlo a comisaría. Su nombre se hizo muy conocido en el otoño de 1993.

Con fuerte tendencia a la fabulación y cierta debilidad mental, sus incoherencias verbales y relatos absurdos le condenaron de antemano por un crimen que dentro de dos años cumple 20 años y sigue sin revolverse. Aún hoy no se sabe quién mató a Milagros García Bello junto al fuerte de Cortadura (1993). Sin embargo, Rafael Galán pasó dos años y cuatro meses en la cárcel y con titulares en la calle que hablaban de él como un asesino confeso.

El ADN, como ocurriera con su paisano Rafael Ricardi, demostró que no fue la persona que violó a la limpiadora que trabajaba en los módulos de playa, para después golpearla y dejar que muriera. La autopsia reveló que la joven, de 24 años, falleció ahogada por su propia sangre.

Un pelo hallado en las partes íntimas de la víctima al que se le extrajo el perfil genético lo exculpó del todo; pese a sus mentiras, fantasías y titubeos delirantes que le convirtieron en el perfecto sospechoso. Eso y sus antecedentes penales por exhibicionismo. Una conducta que pesó para que la Policía le incriminara y de la que no se ha curado. Con 53 años fue arrestado hace poco más de una semana por la misma causa.

Su patología, el haber coincidido con la víctima y trabajar muy cerca del lugar del crimen, lo colocaron en el ojo del huracán. La Policía lo tenía muy complicado porque apenas pudieron recuperar pruebas en la playa. Sus amigas habían hablado de un tipo que les había enseñado sus genitales días antes de la muerte de Milagros. Los agentes no tardaron en relacionar a Rafael Galán, que trabajaba como vigilante de seguridad en la Zona Franca. Pero las piezas no encajaban; la más evidente estaba relacionada con la data del crimen.

Fuentes del Ministerio Público recuerdan cómo se recreó una y otra vez el camino que tuvo que recorrer Rafael desde su trabajo al lugar donde apareció el cuerpo. A pie, en moto... los ensayos trataban de demostrar si era posible que el portuense hubiera podido matar a la joven tras ser relevado en su puesto. Pero resultó estéril porque Rafael había salido de trabajar prácticamente a la misma hora (siete y media de la mañana) que fue asesinada Milagros. «Ni con un helicóptero le hubiera dado tiempo», indican fuentes del caso.

En 1998 y tras haber sido puesto en libertad, la justicia archivaba el caso. Rafael abandonaba los titulares de la crónica negra, pero no esa conducta obscena que le ayudó a ser un falso culpable.