«Mi vía crucis comienza al estallar el 'caso Gürtel'»
Dos años después de destapar la trama corrupta, Baltasar Garzón será juzgado por prevaricación en la investigación
MADRID.Actualizado:«Hay una fecha que para mí es determinante, que es cuando estalla el denominado 'caso Gürtel'. A partir de ahí, con aquella mascarada que montaron determinados medios de comunicación en torno a la cacería (.) comenzó el acoso y una persecución implacable en mi vida privada y en la vida profesional, con denuncias y querellas constantes, solo por estar investigando delitos graves de blanqueo de dinero, que era mi obligación como juez. Nada más».
Baltasar Garzón sitúa en este punto el comienzo de su particular 'vía crucis'. Así lo explica en un documental de la cineasta Isabel Coixet, que se estrenará esta semana en los cines. Era febrero de 2009 cuando estalló el 'caso Gürtel'. Tras dos años de investigación previa de la Fiscalía Anticorrupción, el juez destapó uno de los mayores escándalos de corrupción: con decenas de millones de euros defraudados y más de 70 imputados, entre ellos altos cargos del PP en Madrid y la Comunidad Valenciana.
La causa judicial fue un torpedo en la línea de flotación del PP, que a duras se restablecía de la derrota electoral de 2008. Tuvo mucho impacto mediático y serias consecuencia políticas, con dimisiones de alcaldes, concejales, diputados y consejeros autonómicos del Madrid. Además del senador y tesorero del partido, Luis Bárcenas.
El «acoso», como predica Garzón, comenzó a raíz del escándalo que provocó su cacería con el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. El PP lo tachó de intolerable y denunció la puesta en marcha de una estrategia encaminada a su destrucción. Había pasado apenas un mes desde que estallara 'Gürtel' y el primer daño colateral se llamó Fernández Bermejo, que dimitió por la presión política de la oposición.
Sin perdón
La trama corrupta seguía copando los medios y las nuevas revelaciones daban munición al Gobierno contra el PP. Garzón se inhibió del proceso y repartió la causa en los tribunales superiores de Justicia de Madrid y Valencia. Pero para algunos el mal ya estaba hecho. Y no se lo perdonarían.
En mayo de 2009 recibe el primer puyazo por la investigación de los crímenes del franquismo. El Tribunal Supremo admitió la primera querella contra el juez de la Audiencia Nacional. Fue acusado de prevaricación. La segunda querella llegó en enero de 2010, a raíz de su mediación ante la banca para financiar unos cursos que impartió en Nueva York cuatro años antes. Y dos meses más tarde, el último aldabonazo, las escuchas del 'caso Gürtel'.
Tres causas abiertas en solo diez meses y en dos de ellas, al menos de momento, Garzón se sentará en el banquillo de los acusados. La última, las escuchas practicadas a los imputados de la trama con sus abogados en prisión podría ser la primera en enjuiciarse. Toda una paradoja, ya que en la mesa acusadora se sentarán los letrados de los dos principales inculpados, Francisco Correa y Pablo Crespo, que siguen en prisión preventiva.
De poco importa que el juez Antonio Pedreira avalara las escuchas, ni que las fiscales del caso también lo hicieran, ni que magistrados de la Sala Penal de la Audiencia Nacional no las rechazasen. Dos años después de destaparse la trama, el bumerán 'Gürtel' ha golpeado a Garzón. Pese a que espera defenderse, él ya se ve condenado, para alegría de los que desean que «desaparezca de la faz de la tierra», como dice el juez en el documental.