ESPAÑA

Aznar defiende al «amigo» Gadafi y critica la intervención en Libia

El expresidente del Gobierno lamenta que los países occidentales ataquen al dictador sin saber siquiera «quiénes son» los rebeldes

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La capacidad de sorprender de José María Aznar parece no tener límite; cuando había normalizado sus relaciones con Mariano Rajoy después de una etapa de distanciamiento, el expresidente del Gobierno se descolgó con una defensa del «amigo» Muamar Gadafi y una crítica a los países, entre ellos España, que participan en la intervención militar contra Libia. Lo hizo el pasado lunes en una conferencia en la Universidad norteamericana de Columbia, pero el contenido solo se conoció ayer. El líder de la oposición nada dijo de las palabras del presidente de honor del PP.

Aznar emuló al presidente Franklin D. Roosevelt cuando dijo que el dictador nicaragüense y aliado de Estados Unidos Anastasio Somoza «puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta». El ex jefe del Ejecutivo fue menos agresivo en el lenguaje y se limitó a apuntar que Gadafi es «un amigo extravagante, pero es un amigo» para los países occidentales. Justificó esa amistad en que el líder libio, con ser «un hombre extravagante, un hombre raro», apoya desde 2003 «todos los esfuerzos de Occidente contra el terrorismo» y ha desmantelado sus arsenales químicos, biológicos y nucleares. Un cambio que obedeció, según Aznar, al temor a ser derrocado como Sadam Husein en Irak.

El expresidente del Gobierno señaló que los países occidentales, en vez de valorar esa transformación, ahora «le atacan» y lo hacen «sin saber quiénes son los rebeldes» que se han levantado contra Gadafi.

La lectura que harán otros gobernantes de la región al ver que el dictador libio resiste será, según Aznar, que deben «mantenerse en el poder, no hacer reformas y contar con armamento muy potente» porque mostrar signos de debilidad o emprender cambios legislativos, como hicieron el tunecino Ben Alí o el egipcio Hosni Mubarak, solo sirvió para que fueran derrocados sin que los hasta entonces «amigos» occidentales hicieran nada para evitarlo.

Mariano Rajoy, que con toda probabilidad conocía las palabras del expresidente cuando intervino en la clausura del congreso de Nuevas Generaciones en Zaragoza, no hizo la menor mención a las opiniones de su mentor político. El líder del PP es un decidido partidario de la intervención militar en Libia y apoyó al Gobierno en el envío de un contingente militar. El 18 de marzo, durante su visita a las Fallas de Valencia, se declaró «muy satisfecho» de que «por fin» la comunidad internacional hubiera tomado cartas en el asunto para «evitar una masacre contra ciudadanos inocentes».

Gadafi, además, no es santo de la devoción de Rajoy, quien en 2007, durante la visita oficial del dictador libio a España para reunirse con el rey y José Luis Rodríguez Zapatero, evitó reunirse con él. No así José María Aznar, quien en septiembre de 2003 fue uno de los primeros gobernantes occidentales en visitar Libia tras el levantamiento de las sanciones de la ONU a ese país, y el dictador, en agradecimiento, le regaló un caballo, 'El rayo del líder', que hoy descansa en las caballerizas de la Guardia Civil.

FAES, la fundación que dirige el expresidente del Gobierno, emitió «una nota aclaratoria» de las palabras de Aznar, en la que defendió «los cambios» en los países del norte de África y Oriente Medio siempre que se dirijan «al rechazo de la 'yihad' como instrumento político».

Aznar, añade el texto, «defiende los cambios a favor de las sociedades abiertas, la democracia y la libertad» y precisa que el expresidente alertó en la Universidad de Columbia de «los riesgos de que la intervención militar en Libia no logre los objetivos de democratización del país». En todo caso, afirma FAES, Aznar «respalda la intervención en Libia, pero avisa de que esta debe hacerse con todas las consecuencias para evitar males mayores» y que tenga éxito «cuanto antes».

«No es ningún amigo»

La nota también aclara que el presidente de honor del PP «no considera a Gadafi ningún amigo» y encuadra sus palabras sobre él en que a partir de 2003 se convirtió en «un amigo extravagante para la comunidad internacional». Pero «en ningún caso», agrega la fundación, Aznar «ha defendido ni defiende el mantenimiento de Gadafi al frente de Libia»; lo que ha reclamado es «una política» que permita pasar de «la autocracia a la democracia».

Desde el PP, Esteban González Pons recriminó al PSOE que diga que es «terrible» la posición de Aznar cuando «lo terrible» es «el paro, lo terrible será perder el tiempo en lugar de poner a España a trabajar, lo terrible será contar mentiras en China, lo terrible será que las familias no lleguen a final de mes».