Un coche con chispa
Acelera en completo silencio y sin consumir una gota de carburante ahora que está por las nubes. Probamos el Think, uno de los pocos vehículos eléctricos que circulan en España
Actualizado: GuardarCuando uno piensa en un coche eléctrico, lo primero que le viene a la cabeza son los autos de choque de las ferias, esos vehículos sin ruedas que se deslizan como si cabalgasen sobre una nube mágica entre el estruendo de la música de la atracción. Tal vez por eso, lo que más sorprende cuando te pones por primera vez al volante de un coche eléctrico es el silencio. Dentro del Think City, uno de los pocos vehículos movidos exclusivamente por electricidad que circulan en España, no se oye nada. ¿Estará el coche 'en marcha'?, te preguntas después de haber girado la llave de contacto. No hay vibraciones ni sonidos. Adiós al código de señales sonoras que todo conductor tiene en su cabeza. En un eléctrico te enteras de que el coche está listo para partir por las luces que se activan en el panel.
Por fuera, el Think City parece un utilitario convencional. La carrocería es de plástico para hacerlo más liviano. Las baterías, que suponen más de un cuarto del peso total del vehículo (1.038 kilos), se alojan bajo el habitáculo. Eso hace que el centro de gravedad esté mucho más bajo que en un coche de gasolina, lo que le otorga mayor aplomo en los tramos de curvas. En realidad, se sostiene sorprendentemente bien en los trazados virados. Pero vayamos al motor, que al fin y al cabo es lo que hace del Think un automóvil poco convencional. El pequeño propulsor catapulta al utilitario con inusitado brío. No hay vacíos ni titubeos; sale de los semáforos como si fuese un proyectil. La transmisión es automática y el conductor únicamente tiene que preocuparse del volante y el acelerador.
Se dice que los eléctricos son vehículos pensados para la ciudad. No echan humo, no meten ruido y son cómodos de conducir cuando el tráfico es denso. Ahora bien, el silencio es un arma de doble filo porque los convierte en 'invisibles' en el casco urbano. Los peatones están acostumbrados a cruzar las calles ‘de oído’, así que cuando se circula por ciudad conviene tener la mano constantemente encima de la bocina para advertir a los despistados que solo se guían por el ruido.
Con el Think de nuestra prueba no hay esos problemas: su hábitat está alejado de las aglomeraciones urbanas. Es una de las cinco unidades disponibles en el primer servicio de alquiler de coches eléctricos que se ha puesto en marcha en España. No está en ninguna gran capital, sino en Ataun, una pequeña población guipuzcoana situada en la linde con Navarra. Sevilla, Sagunto y Madrid son algunas de las localidades que de momento han seguido sus pasos, aunque la fiebre del coche eléctrico ha prendido con tal fuerza que en los próximos meses serán decenas las ciudades que pongan en marcha sus propios servicios. En Málaga, por ejemplo, está previsto un ambicioso proyecto que contempla la incorporación de 200 vehículos para el próximo otoño.
El Think City, de origen finlandés y fabricación noruega, representa la primera generación del coche eléctrico que salió a la venta en España y eso se deja sentir en el precio. La empresa que gestiona el servicio de Ataun tuvo que pagar 38.000 euros por cada unidad, una cifra cuatro veces superior al coste de un utilitario convencional. Es verdad que la factura se redujo de forma sustancial gracias a las subvenciones institucionales (12.000 euros por coche sumando las ayudas nacional y autonómica), pero aun así sigue siendo un vehículo caro y resulta casi impensable amortizar el sobrecoste con el ahorro en combustible.
60 nuevos modelos
A día de hoy la oferta de eléctricos se ha ampliado con la incorporación de nuevos modelos y eso ha traído consigo un ligero descenso de precios. Los especialistas en automoción, no obstante, están convencidos de que el panorama va a cambiar de forma radical en los próximos meses con la salida al mercado de un amplio abanico de nuevos vehículos que están ahora en fase de experimentación. Se prevé que en 2012 se produzca una auténtica eclosión del coche eléctrico con la puesta en venta de cerca de 60 nuevos modelos.
Eso debería hacer que los precios descendiesen hasta el punto de convertir el eléctrico en una alternativa atractiva para los particulares. En la actualidad los pocos vehículos movidos por baterías que circulan por nuestras carreteras forman parte de iniciativas que cuentan con respaldo de instituciones y empresas. Sólo de esa forma se entiende que las tarifas resulten muchas veces testimoniales. En Ataun, por ejemplo, las dos primeras horas salen a razón de dos euros cada una y a partir de la tercera se cobran tres. En Sagunto los usuarios registrados pagan un euro por cada cuarto de hora o cuatro euros por día entero.
La autonomía es de momento la principal limitación del coche eléctrico. Hay un sinfín de investigadores en busca de baterías que amplíen el estrecho margen de maniobra de estos vehículos, que ahora difícilmente pueden recorrer más de 200 kilómetros sin recargar. Quien lo logre habrá dado con una de las piedras filosofales de la industria automovilística. El Think de nuestra prueba puede recorrer un máximo de 150 kilómetros, aunque ese margen es susceptible de ampliarse si se usa solo en ciudad, donde consume bastante menos que en carretera.
La limitada autonomía hace que el éxito del vehículo eléctrico en su actual formato pase por la puesta en marcha de servicios en red que abran la vía al intercambio. Eso permitiría cubrir distancias medias realizando el viaje de ida en un coche y el de vuelta en otro. Casi todas las iniciativas que se han puesto en marcha hasta ahora tienden hacia ese modelo. En el caso de Ataun, el servicio se va a extender a corto plazo a las cercanas localidades de Ordizia, Beasain y Lazkao, situadas en un radio de siete kilómetros. Por su parte, la empresa Movus, que gestiona los cinco coches que hay en Sagunto, se plantea también instalar ‘sucursales’ en otras localidades levantinas próximas.
El tiempo corre a favor del coche eléctrico tanto por el encarecimiento de los combustibles de origen fósil -la gasolina marcó anteayer un nuevo máximo histórico al llegar a 1,336 euros el litro- como por la apuesta política en favor de las energías limpias. El Gobierno está convencido de que el vehículo movido por baterías disminuirá nuestra dependencia energética y significará además una oportunidad para la industria automovilística española, que es la segunda de Europa en volumen de fabricación.
Lo más probable es que el Think tenga una vida efímera y sea desplazado por la nueva generación de eléctricos que está a punto de salir al mercado. Pese a todo, el coche sorprende por su comportamiento. Cumple sobradamente como vehículo utilitario y es especialmente indicado para la ciudad. La autopista no es su terreno natural, pero se desenvuelve dignamente siempre que no se sobrepasen los límites de velocidad. A 100-110 por hora el motor tiene aún cierto margen para ir más deprisa. A esa velocidad lo único que se oye en el habitáculo es el rumor del viento y el sordo zumbido del motor eléctrico, mucho más silencioso que el de un propulsor convencional. Al reanudar la marcha tras parar en un peaje, eso sí, la mano se dirige instintivamente a la llave de contacto porque la impresión es que el coche se ha calado. Está claro que en un eléctrico hay que olvidarse de conducir 'de oído'.