EL CIRCO BLANCO
Actualizado:Menudo circo el del Real Madrid, con payasos y fieras indomables, hombres bala, equilibristas en la cuerda floja y un público jaleando el espectáculo. No había tantas risas en Can Barça desde aquella manita que quedó marcada en el pálido rostro de 'Mounetti'. Las bravuconerías le salieron caras la última vez en el Camp Nou, y esta vez no ha querido tocar la fibra de los catalanes, a los que siempre motivan las chanzas del luso.
Mejor volver a sus orígenes humildes. Sentarse al lado de un entrenador, en este caso Karanka (¡qué diferencias con Sir Bobby Robson!), y traducir las declaraciones de éste último ante los medios. Pero de tanto hablar y hablar, parece que se le ha secado la garganta, por ello prefirió no pronunciar palabra alguna.
Este circo es de lo más divertido. Tiene de todo. Un tragasables que se come lo que le echen, que a veces no es más que un muñeco en manos de su ventrílocuo. Menudo papelón, como aquel 'señor de gafas' al que en vez de cuchillos le lanzan botellas en el banquillo y ni se inmuta. El forzudo sobre el campo, más pendiente de sus abdominales que de sus compañeros. Los jefes, dueño y títere, que en estas funciones practican el escapismo. La magia para que los panfletos vendan el espectáculo, y el titiritero arriba, manejando a su antojo, desquiciado porque sabe que la red de seguridad puede desaparecer en solo un mes, y entonces nada más quedará la cuerda floja.
Ya se ha montado la carpa, ya está aquí el circo. Emoción, risa a raudales, tensión (hoy poca porque los graciosos se han encargado de reventarla por tantos tropiezos), fuegos artificiales. Un solo de saxofón, aparece el presentador, que no haya silencio en la sala. Cuanto más ruido, mejor. Pasen señores y vean, que el espectáculo va a comenzar.