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Aisha Gadafi arenga a militares leales a su padre en Trípoli. :: MOHAMED. MESSARA / EFE
MUNDO

La OTAN echa de menos a EE UU

Londres y París presionan para que Washington vuelva al frente libio con sus aviones especializados en ataques terrestres

IÑAKI CASTRO CORRESPONSAL
BRUSELAS.Actualizado:

Estados Unidos afronta una creciente presión para que vuelva a implicarse a fondo en el conflicto libio. Francia y Gran Bretaña confían en que Washington ceda en los próximos días y ponga a disposición de la OTAN sus «capacidades únicas» para vencer la resistencia de las tropas gadafistas. Londres y París, que llevan el peso de la misión, no han perdido la esperanza de que Italia se una a los bombardeos, pero el Pentágono cuenta con el armamento más codiciado. Sus aviones especializados en ataques terrestres de precisión serían lo mejor para romper el cerco de Misrata, la gran preocupación de los aliados.

El papel de EE UU en la intervención se ha ido encogiendo por orden de Barack Obama. Aunque en un principio el Pentágono se puso al frente de los bombardeos, el presidente presionó rápidamente para que la OTAN asumiera el mando. Una vez logrado este objetivo a finales de marzo, Washington dio otro paso atrás al retirar sus cazas de las operaciones ofensivas la semana pasada. La decisión tuvo un impacto inmediato porque la superpotencia aporta casi la mitad de los 195 aviones -incluidos los de apoyo logístico- implicados en la misión.

Reino Unido llenó parte del vacío dejado por EE UU con el envío de otros cuatro cazas Tornado, utilizado para ataques terrestres con gran precisión a largas distancias. En total, la RAF ha asignado 22 aviones a la operación. Esta semana ha entrado en combate por primera vez desde su fabricación el Typhoon, un avión valorado en 90 millones de euros y concebido en principio para enfrentamientos aéreos.

Francia, que desde el inicio quiso tener el protagonismo de la misión, ha puesto bajo mando de la OTAN 33 cazas. Aunque también cuenta con el histórico Mirage, buena parte de los ataques los lleva a cabo con el Rafale, un caza polivalente tanto para objetivos en tierra como en el aire. Además, su portaaviones 'Charles de Gaulle' ocupa el centro del teatro de operaciones.

Cambio de táctica

La retirada de EE UU del núcleo de la operación coincidió con el cambio de táctica de las tropas leales al dictador. No sólo empezaron a imitar a las fuerzas rebeldes con el uso de camionetas 'pick up', sino que se ocultan en zonas pobladas dificultando los ataques aliados por su temor a causar bajas civiles. El gran ejemplo de esta situación es Misrata, que afronta un sangriento cerco desde hace más de seis semanas. Pese a sus esfuerzos, la OTAN apenas ha logrado debilitar a Gadafi porque se trata de una guerra urbana.

Con un frente de estas características, los aliados suspiran por contar con aviones de precisión para ataques terrestres. EE UU los tiene de dos tipos y ya fueron empleados al principio de la misión. El más útil sería el A-10 Warthog, capaz de volar a baja velocidad y diseñado para ofrecer cobertura aérea cercana. El Pentágono empezó a desarrollarlo en los 70 y resulta muy eficaz contra tanques y vehículos artillados, principales armas de Gadafi.

La segunda aeronave para combate terrestre es el AC-130, un derivado del avión de transporte Hércules. En esta versión, sin embargo, ofrece la posibilidad de cubrir el avance de tropas y llevar a cabo ataques a corta distancia. Algunos expertos militares también han empezado a pensar en el uso de helicópteros, pero son vulnerables a los lanzagranadas.