Le llamamos azar
Actualizado: GuardarDesde aquellos griegos que empezaron a darles vueltas a la cabeza debajo de una higuera, todos los llamados filósofos han estado de acuerdo en que los componentes más importantes de cualquier vida humana son el azar, el destino y el carácter. Un triángulo que jamás es equilátero, ya que sus patas son desiguales.
(Euclides, que también era griego, habló de las patas del triángulo y ahora, siglos después, los infatigables políticos, que leen muy poco porque dedican todo su tiempo a pronunciar discursos, siguen trayéndose las mismas conversaciones de entonces). La última, especialmente vomitiva, tiene como protagonista al llamado Antón Troitiño, cuya libertad revisará el pleno de la Audiencia Nacional.
Si me atrevo a hablar de él es porque en un momento influyó decisivamente en mi vida. Residía yo entonces en Madrid y teníamos una tertulia en un bar precioso y prolongable hasta la alta madrugada llamado La Tortuga. Gentes de varia condición, unidos sólo por el afecto más puro y desinteresado, nos reuníamos a la caída de la tarde. Hasta que un día se cayó una buena parte de la plaza de la República Dominicana. Por fortuna para todos no estábamos allí ni Marcial, ni Teodulfo Lagunero, ni Maruja, ni Rafael de Penagos ni yo. Por eso hablo del azar. En caso contrario no podría hablar de nada. Murió mucha gente en aquel siniestro atentado que había elegido a sus víctimas. Algunos pasaban por allí, pero ya no volverán a pasar.
El ingrediente más decisivo de cualquier vida es la casualidad, pero quizá también habría que revisar eso, del mismo modo que se va a revisar la excarcelación del señor Troitiño. Mi insignificante vida y la de muchas más personas estuvieron en sus manos. ¿Debo darle las gracias al acreditado asesino? La verdad es que no lo sé, ya que jamás he considerado que vivir muchos años sea un privilegio. Lo que sospecho es que más que el destino, el azar y el carácter, lo que más influye en la vida de cada uno es la existencia de los que quieren arrebatársela en nombre de sus convicciones.