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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, en el Congreso. :: MANUEL H. DE LEÓN / EFE
ESPAÑA

Zapatero delega todo en Rubalcaba, salvo la política económica

El presidente del Gobierno confiesa en China su ignorancia sobre los últimos acontecimientos ocurridos en España

PAULA DE LAS HERAS ENVIADA ESPECIAL
SANYA (CHINA).Actualizado:

Es lo que por norma toca cuando el presidente del Gobierno está de viaje en el extranjero, que el vicepresidente primero asuma sus funciones. José Luis Rodríguez Zapatero ha llevado, sin embargo, esta pauta hasta el extremo durante su última gira por Asia. No es ya que delegara en Alfredo Pérez Rubalcaba las gestiones del día a día, sino que ni siquiera ha considerado necesario conocer los pormenores de lo que ha sucedido en España esta semana. O eso dio a entender ayer, en su última jornada en China.

La excusa del jefe del Ejecutivo está en las prioridades del país. Zapatero sostiene que Asia, y sobre todo la república comunista de China, son clave para la recuperación de España en el corto plazo, y para su estabilidad económica en el futuro. Por eso, consideró más que justificado entregarse en cuerpo y alma a estrechar las relaciones con sus autoridades, a abrir puertas a las empresas españolas y, también, a colocar deuda y vender las posibilidades de negocio que ofrecen las cajas. Aunque fuera a costa de ignorar otras cuestiones domésticas que él mismo tildó de «importantes».

En una conferencia de prensa en la ciudad tropical de Boao, tras participar en el foro económico más importante de la región, se declaró incapaz de emitir un juicio sobre los proyectos de Telefónica de recortar un 20% de su plantilla y lanzar un plan de incentivos para directivos de hasta 450 millones de euros. También se escudó en la falta de información para hablar de ETA. Y lo mismo hizo con el ajuste fiscal que prepara la Generalitat de Cataluña.

«No conozco el plan, cuando lo conozca podré emitir una opinión», dijo cuando se le preguntó si lo que pretende la gran empresa española de telecomunicaciones no entra en contradicción con el espíritu de la reforma laboral que él mismo impulsó o con lo ha venido defendiendo en foros como el G-20. «Me remito a lo que está diciendo el ministro del Interior; él es el que está informado de los últimos éxitos en la lucha contra ETA», replicó cuando se quiso saber cómo explica que la banda haya declarado una tregua, Batasuna diga que está dispuesta a dar pasos hacia el abandono de la violencia y se hayan encontrado casi dos toneladas de explosivos en posesión de miembros no fichados de la banda.

Futuro incierto

Tampoco hubo suerte al pedirle que juzgara si el presidente catalán, Artur Mas, ha rebasado sus líneas rojas (el mantenimiento de los pilares básicos del Estado de Bienestar) con su intención de ejecutar un recorte del gasto que afectará a los servicios sanitarios. «No puedo dar opinión sin fundamento», alegó.

El presidente del Gobierno ya había dejado caer el mismo día en que anunció su decisión de no volver a ser el candidato del PSOE que centraría todos sus esfuerzos, hasta agotar la legislatura, en la recuperación del crecimiento y del empleo. Pero el empeño con el que se ha entregado a la diplomacia económica en China tiene una derivada política ahora que su partido está inmerso en el debate de su sucesión.

Consciente o inconscientemente su desvinculación de aspectos relativos a la política interna del país ha dado un amplio margen de actuación a uno de los dos principales aspirantes al relevo; aunque haya sido por pocos días. Tiene, en todo caso, intención de ser neutral en la carrera por la candidatura del PSOE en 2012. Y hasta la fecha, ha dado muestras de no estar dispuesto a imponer un plan supuestamente preconcebido por el núcleo duro del partido para que Rubalcaba se haga con el puesto. Al impulsar las primarias abrió una puerta al menos a que la ministra de Defensa, Carme Chacón, pruebe también suerte.

El futuro ahora es incierto. Y tampoco sobre él quiso hablar el presidente del Gobierno en China; ni sobre cómo afectarán las elecciones internas a la estabilidad política ni sobre la firmeza de su voluntad de ser el líder del partido hasta agotar el mandato. Solo dijo una cosa: «Siempre pienso que lo mejor para mi país y para el proyecto político que represento está por venir».