SIN PARAGUAS
Actualizado:El cielo político es de color de panza de burro que escupe lluvia copiosa sobre la desprotegida cabeza del líder Griñán. Efectivamente, estamos de nuevo ante este Griñán que llegó del centralismo cortesano y que no acaba de encontrar un paraguas para guarecer su sufrida cabeza. Tampoco se divisa ninguna alma generosa que le ceda un paraguas aunque luzca una marca comercial. Pero el inquilino del palacio de los Montpensier, a escasos metros del mítico Guadalquivir, mantiene cierta calma aparente. En el último pleno de la Cámara andaluza se acercó al escaño de Pizarro y le estrechó la mano con una sonrisa de héroe cansado. En estos tiempos, la imagen arrolla todo lo demás. No satisfecho aún, Griñán dejó oír su voz en la Cámara de las Cinco Llagas, donde a lo largo de los siglos murieron grandes pecadores de la carne, la avaricia y las malsanas envidias. El sufrido líder soltó un elogio vibrante de la figura del ausente Manuel Chaves, tan hostigado últimamente por las columnas más violentas del populismo de centro derecha. Lo habrá agradecido el ex de la Junta, sobre todo por su familia. ¿Pretende el desguarnecido Griñán recomponer su relaciones amistosas con el presidente tercero del Gobierno de España? No es fácil coser heridas en el cuerpo militante de la política, un campo sentimental minado de bombas anti personas. Pero seamos realistas. Es más probable que cien amantes resuelvan sus cuitas amorosas que una pareja de mandatarios políticos supriman sus diferencias y se enfunden en un abrazo emocionado.
Los cronistas sabemos algo de estas pequeñas putadas que se cruzan amigos que parecían inseparables en la cancha política hasta desembocar en una situación cainita que ni la eternidad logra diluir. Sin embargo, es curioso, entre las damas hay menos desprecios y conflictos, por no decir ninguno, en el reconcomio de las afrentas recibidas. Es decir, odian menos y aman más. Comprobarlo está al alcance de todos. Pero nada cambiará. Al tiempo.