El gran triunfo de la revolución ciudadana
RABAT. Actualizado: Guardar«Este indulto es un éxito para nuestra revolución, pero aún queda mucho por hacer», aseguraba ayer Osama el-Jalifi, uno de los organizadores del movimiento 20 de Febrero. Aunque las demandas para liberar a los presos políticos marroquíes vienen de lejos, y varias asociaciones de derechos humanos han trabajado durante años para que se haga justicia, no cabe duda de que las manifestaciones convocadas por este grupo de jóvenes, al amparo de las revoluciones que vive el mundo árabe, han conseguido dar la puntilla al proceso.
La excarcelación de los reos de conciencia ha sido una de las reivindicaciones que se han escuchado en las calles marroquíes desde que el pasado 20 de febrero comenzaran las protestas, en las que también se ha exigido la redacción de una nueva Constitución y la transformación de Marruecos en una monarquía parlamentaria. Los manifestantes también han pedido el fin de la corrupción, y la retirada de la escena política de la camarilla de amigos y asesores del rey, entre ellos Fuad Ali Himma, que lidera el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM) y sobre el que ayer se escucharon gritos en la sede del Consejo Nacional de Derechos Humanos: «¡Himma, degage! (lárgate)».
La gracia real «ha creado un clima positivo dentro del marco de debate actual que busca pasar la página del pasado», dijo ayer el ministro de la Comunicación y portavoz del Gobierno, Jalid Naciri, citado por AFP.
«Hemos luchado mucho, pero sin este movimiento revolucionario que se vive en los países árabes, y las protestas que empezaron el 20 de febrero en Marruecos, jamás habríamos presenciado un día como el de hoy (por ayer)», reconocía Badia Bennani, esposa de Abadila Maa Alaini, uno de los prisioneros liberados.