Dolores y tornería
JerezActualizado:Hoy es viernes de Dolores, día señalado en el calendario. Muchos de ustedes tendrán a quién felicitar. En mi familia hay dos; mi hermana Mariola y mi suegra Lola. A primera hora de la mañana ya las estará llamando, son pequeños detalles que reconfortan. Esos que a veces olvidamos y tanto reconfortan. Que piensen, que se acuerden de nosotros. En ocasiones es barato hacer feliz.
Además con el viernes de Dolores se abren, ya, las puertas de una Semana de Pasión. Ya estamos con los libritos de los horarios, mirando una salida o a qué hora pasa tal Cofradía por la esquina donde me gusta verla venir. Eso, porque habrá que buscar dónde, ya que detrás de los palcos se hace misión imposible, aunque viniera el mismo Brad Pitt dando saltos como en la película. ¡Qué hartura de alturas!. ¿Han visto ustedes dónde comienzan?, desde la esquina de Eguiluz, frente por frente al monumento de bronce en Mamelón. Pues a pagar (que ya son caros) o buscarse la vida y echarle horas a los pies. Pues ya le digo, que a mí lo que me gusta, es moverme. Eso de estar sentada a verlas venir nunca me atrajo. Claro que una va siendo mayor bueno, algo más mayor, y ya no se aguanta igual.
Antes, recuerdo, con mis dos hijos; el más pequeño en la sillita, la niña de la mano. A la espalda la mochila cargada de zumos, bocadillos, agua, pañales… ¿Y el marido? qué ¿de brazos cruzaos? No, no piense mal. Él esposo en su sitio. En Canal Sur, con el resto de un excelente equipo, que cada año te acercan los sonidos de las Cofradías como si fueran aromas, porque hasta el incienso parece olerse cuando ellos cuentan lo que no se ve. Y nosotros mientras tanto con los horarios en la mano y a esperar la salida de la borriquita. Los alzaba en mis brazos o se sostenían en alguna reja de ventanas cercana: ¿ves algo?, si mami ya está la cruz de guía en la calle. Si no la veo desde la cruz de guía es como si viera una película empezada. Siempre ha sido así; me gusta verlas venir a los lejos con su majestuosidad y elegancia. Hermosas y silenciosas o por el contrario con el acompañamiento noble de las Bandas. ¿Y en la plaza del Mercado? Recuerdo aquellas interminables horas, ya de pie, ya sentados en el bordillos de las aceras o apoyadas en el pared; pero ¡cuidado!, que como te distrajeras un momento se colocaban delante los últimos en llegar y... no era plan después de llevar, ni se sabe, no poder rozar el manto de la Virgen, y los tres, pedirles un deseo mientras nos santiguábamos. Pero hay una calle, que es mi calle en Semana Santa. La que no se desprende de mis preferencias. Sigue siendo mi sitio, ya los niños buscan el suyo. Tornería. Ahí se junta bullicio, alegría, devoción, sentimiento y algo de anarquía también, pero con mucho respeto. Buena Semana Santa tengas ustedes y felicidades Dolores.