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La andaluza María José Rienda, en su último gigante, correspondiente al campeonato de España, que se ha disputado hoy en Sierra Nevada (Granada). EFE/ Miguel Angel Molina
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María José Rienda: «A partir de ahora tendré que aprender a frenar»

La esquiadora granadina, la mejor española de todos los tiempos en Copa del Mundo, ha aunciado su retirada

DANIEL OLIVARES DAWSON
GRANADAActualizado:

Pone fin a más de quince años de carrera y lo hace con el 'título' de la mejor esquiadora española de Copa del Mundo de todos los tiempos. Esta tarde anunciará su retirada en una rueda de prensa en Sierra Nevada. Atiende a este periódico con la condición de no hablar sobre futuro. De eso dirá hoy todo lo que tiene decir. María José Rienda afronta su última bajada en un eslalon gigante, su gran especialidad, sobre la nieve que la vio crecer y hacerse profesional. Los Campeonatos de España 2011 cierran el círculo.

-¿Cómo están siendo estos días de fin de la última temporada?

-Estoy muy contenta de la temporada. La he sufrido bastante este año pero estoy muy contenta. Hemos trabajado mucho. A nivel de competición no nos han salido tanto los resultados, pero a nivel de entrenamientos han salido muchas cosas, sobre todo, viniendo de las lesiones como venía yo, estamos muy contentos todo el equipo.

-¿Por qué ha sufrido?

-Porque ha evolucionado el esquí, ha evolucionado la técnica, y porque con las lesiones he perdido cuatro años de actividad, con lo cual, coger el tren de las demás me ha resultado un poco más complicado y, ahí hemos estado peleando. Lo cierto es que yo estoy muy orgullosa de haber estado ahí peleando.

-¿Se hace duro, mentalmente?

-Todo es duro, lógicamente. Si se sufre, se hace duro. Pero, bueno, ahí hemos estado.

-Se puede hacer un símil y decir que la carrera de un deportista es como una montaña. Empiezan a subir, subir y subir, y llega un momento en el que empiezan a descender cuando se acerca el final. ¿Lo ve así?

-No sé. Creo que el rendimiento nunca es horizontal, en ningún deportista. El que lo diga, no me lo creo. El rendimiento siempre tiene sus altos y sus bajos. Eso es lo bueno del deportista, saber cuando tienes que entrenar, cuando tienes que descansar, saber cuando tienes que estar a tope, en qué momento, dependiendo de la programación, tienes que llegar con el máximo nivel y poder mantenerlo. No es fácil.

-¿Podemos hablar de despedida?

-Ahora mismo, no... Ja, ja. Mañana (por hoy) hay una rueda de prensa y ahí hablaré de la despedida.

- Bueno, al menos, sí es curioso que sea Sierra Nevada el escenario de su última carrera. Aquí empezó todo y aquí acaba todo. Es como cerrar el círculo.

-Sierra Nevada siempre es preciosa para hacer cualquier tipo de competición (buen capotazo). Es estupenda, tenemos unas condiciones especiales y los andaluces han sabido preparar esto. Ya quisieran muchas competiciones de Copa del Mundo donde hemos estado haberlo hecho también. Siendo ahora, en abril, hay que disfrutarlo. Normalmente hemos hecho muchos campeonatos de España en el norte, en Candanchú y esas zonas, pero de vez en cuando también lo hemos hecho en Sierra Nevada y esta vez, pues ha tocado aquí.

-En cualquier caso, a nivel competitivo, tiene que ser un poco extraño para esquiadoras como usted o Carolina Ruiz, que vienen de competir al máximo nivel en la Copa del Mundo, en Campeonatos del Mundo y en Juegos Olímpicos, hacerlo en el Campeonato de España. ¿Es cómo estar en familia?

-Sí es verdad, es más familiar, pero al final es una realidad. Es el nivel en el que estamos, es lo que ahí y, entonces, hay que ayudar, la base nos tiene que ver. Tenemos que estar ahí, apoyar a los niños y a la gente que viene detrás, porque queremos campeones, queremos muchos campeones y, bueno, ahí hay un gran trabajo y hay que seguir fomentando la base. La visión más directa que tienes de eso son los campeonatos de España.

-Llevo años preguntándole qué viene después de Rienda o Carolina Ruiz. Ahora que se acerca la despedida de Rienda y que Carolina se acerca a la treintena de edad, vemos que no hay continuidad. Ahora el escalón es más real que nunca y no hay nadie que haya llegado a Copa del Mundo.

-Hay que saber también que practicamos un deporte muy complicado, muy difícil. Es un deporte donde hay muchas condiciones externas que influyen. A nivel físico te tienes que adaptar a todo tipo de situaciones, no tenemos nunca nada igual, hay que moverse mucho y viajar al extranjero... Son cosas que influyen y decir aquí, en Sierra Nevada o otras estaciones, que te dedicas al esquí, genial, pero si vas a un sitio donde no hay alta montaña, te pregunta: '¿Sí? ¿Te dedicas a eso?'. Todavía nos resulta algo particular. Y no es fácil. Hay que trabajar mucho la base y hay que seguir trabajando. Y ahí está, sobre todo, el trabajo de las federaciones, de los clubes y de la Real Federación Española de Deportes de Invierno. Habría que preguntarles a ellos.

-Porque María José Rienda a temas federativos no se quiere dedicar, ¿o sí?

-Bueno, a ver, para todo en lo que pueda ayudar desde mi experiencia, aquí estoy. Todo lo que se pueda hacer, genial.

-Por cierto, este fin de semana imparte un clinic aquí, en Sierra Nevada...

-Sí. Más que nada porque siempre nos quejamos de que no se forma a la gente, y si tenemos aquí a técnicos de la RFDI, gente de alto nivel también en el CARD, tenemos a deportistas como Carolina Ruiz, como Diego, que se retiró, y estoy yo también, pues vamos a explicar un poco nuestra experiencia. Los técnicos hablarán de la técnica, lógicamente, y se mirará un poco lo que hemos estado trabajando: qué ha funcionado, qué es bueno y qué es positivo que lo sepa la gente. Porque a partir de ahí se puede crear también una base. Creo que es muy importante estar ahí ayudando a formar, porque viniendo de la experiencia de la Copa del Mundo, que es el máximo nivel, si podemos compartir esa experiencia, mejor. Y sí, hay cosas que no puedes trabajar de forma tan directa con los niños, pero se pueden encontrar muchas vías para llegar a un alto rendimiento.

-¿Tiene espíritu de profesora o de entrenadora?

-Ja ja ja... No lo sé.

-¿Ha enseñado alguna vez a alguien a esquiar?

-No, no... Yo soy muy buena aprendiendo yo, aprendiendo a interiorizar la técnica y esas cosas. ¿A enseñar? Pues sí, tendré que dar mis cursos y esas cosas. A veces doy charlas, por ejemplo. Hay cosas que sí hago.

-Por ejemplo, a Ángel, su marido, ¿le ha enseñado o ha aprendido él solo?

-Ha aprendido solo. Cuando lo conocí ya sabía, pero no me hace caso. Donde hay confianza, ya sabes.

-Pero es que lo suyo es muy complicado para un aficionado...

-Es complicado, sí. Y aprender cuando eres mayor, más, porque adquieres errores. Siempre he dicho que para aprender a esquiar lo mejor es hacerlo con un profesor, y practicar mucho. Y coger a un profesor cada vez que haga falta. Es importante tener una continuidad y un seguimiento, porque si no, no avanzas.

-El cartel que anuncia los Campeonatos de España lleva una imagen de Rienda en la que vemos como uno de los cantos 'flota' en el aire, sin tocar la nieve. ¡Qué miedo! ¿Eso cómo se hace?

-Ja ja ja... Corriendo mucho y con muy buenas piernas. El esquí tiene ese punto de riesgo y de incertidumbre en determinados puntos de la curva, que estás en el aire, que no tienes apoyo, que el canto se puede deformar en un momento dado y te puede tirar hacia un lado o hacia el otro. Ahí es donde vienen las lesiones muchas veces. De hecho, las mías han llegado en algún momento de este tipo de situaciones. Disfrutas porque te sube la adrenalina, y engancha por eso. Una vez que consigues esas sensaciones son bonitas.

-¿Qué siente a esas velocidades que alcanzan? (80 kms/h en eslalon gigante y hasta 110 en supergigante)

-No lo pensamos, estamos habituadas a esta velocidad. No se piensa porque llevas desde pequeña haciéndolo. Vas paso a paso hasta que llegas a 120 kms/h. No es normal, hay que tener buenas piernas y llevar buenas protecciones.

-Y el día que esquíe sin competir, ¿bajará a esa velocidad o levantará el pie del acelerador?

-No lo sé, habrá que aprender a frenar ja, ja, ja. Habrá que aprender a hacer la cuña y esas cosas ja, ja, ja. Iré un poquito más suave.