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La baronesa camina junto al alcalde de Málaga, detrás, la directora del Museo. :: L. V.
Sociedad

La dimisión de la directora abre una crisis en el Thyssen a los 18 días de la apertura

El pulso entre el gerente del museo y el principal asesor se cierra con las renuncias de Llorens y de María López

Regina Sotorrío/Antonio Javier López
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Ayer el Museo Carmen Thyssen tenía que ser noticia: estaba previsto que el lunes se inaugurara la primera exposición temporal de la pinacoteca, 'De Picasso a Tàpies', aplazada finalmente por ajustes en la programación. O eso decían. No hubo muestra pero el Thyssen de Málaga sí que ocupó los titulares del día. La directora del museo, María López, y su principal patrono, Tomás Llorens, presentaron su dimisión al Ayuntamiento de Málaga apenas dieciocho días después de que el centro abriera sus puertas en una mediática inauguración. Ambos manifiestan así su desacuerdo con el nombramiento de Javier Ferrer como gerente del museo, una incorporación que obligó a cambiar los estatutos de la institución para añadir ese puesto al organigrama.

Para Llorens, exconservador del Thyssen de Madrid y mano derecha de la baronesa durante años, el Museo Carmen Thyssen «ha dejado de tener el grado de credibilidad histórico artística que debería esperarse». Y, sin pelos en la lengua, razona sus palabras. En su carta de dimisión, hace referencia a la reunión del patronato de la pinacoteca del 23 de marzo -a la que no pudo asistir- donde se acordó «convertir el puesto de director previsto en el organigrama en 'director artístico', y atribuir a un gerente, directamente responsable ante el patronato, las principales funciones ejecutivas del museo».

La gerencia pasaría entonces a manos del coordinador general del Ayuntamiento Javier Ferrer, una designación aprobada -en opinión de Llorens- «de modo discrecional y sin proceso de selección alguno». El conservador entiende que Ferrer «carece de experiencia en la gestión de museos o instituciones artísticas» puesto que su «ocupación profesional exclusiva a lo largo de los últimos años ha sido de naturaleza política». En él recayó también la gerencia de la Fundación Málaga 2016, proyecto del que se apeó por discrepancias por el presidente de la misma.

Esta decisión han abierto un «grave conflicto interno» en el centro y, en su opinión, «son un síntoma claro de la voluntad del patronato de relegar en su gestión las cuestiones histórico artísticas a un nivel secundario».

La voz de María López (Madrid, 1975) sonaba ayer más grave de lo habitual. Seria, a punto de quebrarse incluso en algunos momentos, la hasta ahora directora del Museo Carmen Thyssen Málaga atendía a SUR por teléfono a primera hora de la tarde: «No quiero bajo ningún concepto que esto haga daño al proyecto». 'Esto' era la misión que tanto ella como Tomás Llorens habían presentado esa misma mañana a los responsables de la Fundación Palacio de Villalón, rectora del museo malagueño.

Notablemente afectada, López prefirió no extenderse en sus declaraciones y se limitó a respaldar los argumentos ofrecidos por Llorens en la carta remitida tanto a los responsables municipales como al patronato del museo. A la hora de argumentar su decisión, López solo quiso aportar que se había producido «un incumplimiento claro de los pactos» alcanzados entre ella y los responsables de la pinacoteca y que ese hecho le había llevado a presentar su renuncia.

En relación con esto último, fuentes del Museo Carmen Thyssen Málaga explicaron ayer que las obligaciones contractuales fijan un periodo de tres meses, a contar a partir de ahora, en el que López se mantiene en su puesto, a menos que el centro decida rescindir la relación laboral antes de que expire ese plazo.