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Rajoy y Merkel coinciden en que «España no necesita ser rescatada»
El líder del PP propone incluir en la Constitución la obligatoriedad del déficit cero en todas las administraciones
BERLÍN. Actualizado: GuardarMariano Rajoy desempolvó ayer su olvidada agenda internacional para viajar a Berlín y dejar las cosas claras. El 'amigo' español de Angela Merkel es él y no José Luis Rodríguez Zapatero, por muchos que sean los gestos de aprobación que haya dedicado en las últimas semanas el Gobierno alemán al Ejecutivo socialista, sobre todo por sus medidas para reducir el déficit público y por emprender las reformas de las pensiones, del mercado laboral y del sector financiero.
Rajoy aclaró desde el inicio que el objetivo de su visita no era «criticar al Gobierno de España» sino «despejar dudas y dar seguridades». El máximo dirigente del PP dejó a un lado su uniforme de jefe de la oposición y mostró su perfil más institucional, tanto en su cara a cara con Merkel como en la conferencia vespertina que ofreció en la fundación Konrad Adenauer, en la que llegó a interpretar el papel de presidente del Gobierno 'in pectore' al hablar, incluso, «en nombre de todos los españoles». Negó, asimismo, injerencias externas en las decisiones del PP. Negó que Merkel hace un año le hubiera pedido que apoyase las medidas de ajuste de Zapatero, las que rechazó el PP en un momento en que España estuvo muy próxima a la situación que ahora tiene Portugal. «La postura del PP las fija el PP», remachó.
Todas las dudas que los populares plantean en España sobre el estado real de la economía las despejó Rajoy en Alemania de un plumazo. «El rescate de España no está en cuestión, España no necesita ser rescatada y además no le interesa a nadie». El líder del PP, que conversó 45 minutos con Merkel, aseveró que la canciller alemana tampoco le había transmitido ninguna inquietud al respecto. Resaltó la «extraordinaria relación» que le une con Merkel y llegó a confesar que ambos se tutean, una tratamiento que la número uno alemana concede a pocos colegas. Más lejos ya el fantasma de la intervención de la economía española, lo que no debe hacer el país es «caer en la autocomplacencia» y aconsejó al Ejecutivo español que siga haciendo los deberes.
El tono de Rajoy estuvo tan alejado del que emplea en el rifirrafe diario en España que, en un momento dado, pareció que incluso hablaba bien de Zapatero. Fue cuando le preguntaron si creía que España está caminando en la senda adecuada para salir de la crisis y respondió: «¿Pasos en la buena dirección? Reducir el déficit público es bueno. Que haya reformas, que haya reforma laboral, también, pero lo que pido es que se haga».
Lo que sí enfatizó es que, aunque España esté intentando hacer un esfuerzo para reducir el déficit, él «irá más allá» cuando llegue a la Moncloa. Anunció que incluirá en su programa electoral la idea, expresada hace dos años, de legislar constitucionalmente la obligatoriedad de cumplir con el déficit cero en todas las administraciones públicas.
¿Una pista sobre lo que los socialistas llaman la agenda oculta que Rajoy quiere imponer cuando llegue a la Moncloa? Rajoy despejó la incógnita durante su charla. «No hay agenda oculta, sino transparencia y claridad ante los españoles sobre el cambio que necesitamos», sentenció.
Sin concreción
Como en ocasiones anteriores, enumeró sin detallar la necesidad de «realizar ajustes en las cuentas públicas, en la fiscalidad y en todas las políticas sectoriales». También advirtió que acometerá reformas, «por convicción» y no porque le obliguen a ellas, y dijo que serán «serias y rigurosas». Rajoy vino a decir que, cuando gobierne, España volverá a crecer y se convertirá en el «punto de inflexión en los problemas que ha tenido el euro» o, dicho de otra manera, «la crisis del euro se tiene que acabar en España».
Dentro del mensaje institucional, tampoco cabía la máxima del adelanto electoral, cuestión que dejó fuera de su conversación con Merkel. Sí abundó en su teoría de que el país necesita un Ejecutivo que transmita confianza y certeza y que represente un plan económico al Parlamento para los próximos cuatro años. Y el PSOE, a su juicio, ya no está legitimado ni capacitado para ello. Rajoy apenas arrugó la manga ancha que mostró en Berlín a la hora de referirse a la «interinidad» en el que se encuentra España, en clara alusión al anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de no repetir como candidato a la presidencia en 2012. Censuró que, debido a este paso, «no se sepan los planes del presidente para lo que queda de legislatura» y que tampoco se tiene noticias de cuándo se conocerá al sustituto de Zapatero ni el papel que va a tener hasta la convocatoria de las generales. «Los periodos de interinidad son malos para la economía», agregó.