Temor a que ETA se esté reorganizando en Francia
La Policía gala detiene a los dos etarras que el sábado hirieron a un agente tras saltarse un control
BILBAOActualizado:La Policía francesa detuvo ayer en Croze, departamento de Creusse, a los dos etarras huidos desde la tarde del sábado tras saltarse un control de carreteras y disparar sobre el coche patrulla de la Gendarmería que les perseguía. A falta de cotejar las huellas dactilares, los presuntos terroristas han sido identificados como Oier Gómez Mielgo e Itziar Moreno. Diversas fuentes sitúan al primero dentro del 'aparato militar' y a la segunda, en el de aprovisionamiento. Su arresto, después de una larga persecución de más de 18 horas y de protagonizar hasta tres tiroteos, se materializó a apenas unos kilómetros de donde ambos se saltaron el control de carreteras.
La operación, que obligó a realizar un importante despliegue policial, junto a los últimos movimientos de la banda detectados, han apuntalado las sospechas que desde hace varias semanas albergan las fuerzas de seguridad sobre una hipotética reestructuración de la organización. Según esta tesis, sostenida por diferentes responsables policiales, ETA se encontraría en estos momentos en una fase de creación de nuevas estructuras, más alejadas del País Vasco e Iparralde y más preocupada por garantizar su supervivencia que por los avatares de las distintas iniciativas políticas que se están llevando a cabo en Euskadi.
Los indicios más recientes sobre los movimientos de la banda están fechados el 10 de marzo, cuando las se detuvo en la frontera entre Bélgica y Francia a los dos jefes de ETA: Alejandro Zobarán, 'Xarla', y Mikel Oroz, 'Peru'. Ambos activistas estaban celebrando una reunión de alto nivel en la que, según diversas fuentes, el objetivo era analizar precisamente la nueva organización de la banda.
El hecho de que se encontrasen tan al norte del país galo evidenció las sospechas de que los terroristas han decidido alejarse del País Vasco francés, donde la presión policial les bloquea cualquier movimiento. Once días más tarde, la Policía gala arrestó a Jone Lozano, cuando trasladaba 54.000 euros en metálico. Dada la situación de la banda y el hecho de que las cartas de extorsión no han llegado a empresarios desde finales del años pasado, los expertos antiterroristas interpretaron el gesto como un intento por parte de ETA de cambiar de escondite sus reservas económicas.
Estos movimientos, por otra parte, se sumaban a otros indicios como el robo de material para falsificar documentos de identidad, perpetrado en diciembre en Bourge de Peage. Un asalto que se produjo un par de meses después de que tres miembros de la cúpula etarra anunciasen el «cese de las acciones ofensivas armadas». En ese tiempo, los terroristas no han dejado de robar coches para garantizarse la clandestinidad de sus desplazamientos por Francia.
La última operación anti ETA -la detención de Oier Gómez Mielgo y de Itziar Moreno- ofrece a las fuerzas antiterroristas varios interrogantes. La errática huida -los dos etarras volvieron sobre sus pasos hasta que fueron capturados a apenas unos kilómetros de donde se saltaron el control de carreteras- hacen pensar a los expertos que estaban intentando proteger a otra persona o a algún escondite de máxima importancia para la banda. Este hecho podría indicar que se está cambiando la ubicación de zulos o pisos de seguridad.
No obstante, los indicios negativos de las últimas fechas también habían sido tenidos en cuenta por las fuerzas de seguridad a la hora de valorar una reorganización de la banda. Entre ellos figura las continuas detenciones de miembros de Segi en el País Vasco francés. Según los expertos, que ETA no haya querido que ninguna de estas personas -huidas de Euskadi- pase a ingresar las filas de los comandos y que no se hayan utilizado sus aparatos de acogida para esconderles evidencia la debilidad de la organización pero también su decisión de no contar con elementos que puedan estar 'quemados' -controlados por Policía y Guardia Civil-.
Un centenar de terroristas
Una de las hipótesis que se maneja es que la cúpula terrorista está intentando poner en marcha una organización mucho más pequeña y con mayores niveles de seguridad. En esos planes, incorporar ahora a nuevos militantes supondría aumentar los problemas de clandestinidad y tener que hacer frente a problemas en un momento de debilidad.
Según los análisis de los responsables de la lucha antiterrorista, ETA cuenta con menos de un centenar de terroristas. Los expertos creen que las reservas económicas con las que la banda encaró la tregua les permiten asegurarse un largo periodo de tiempo sin tener que volver a recurrir a la extorsión. El 'impuesto revolucionario' permanece desactivado desde el año pasado. Esta es una de las exigencias políticas que desde distintos ámbitos abertzales y de sus contactos internacionales se están haciendo llegar a la banda para que su alto el fuego tenga credibilidad.
El tiroteo del sábado, se produce en uno de los peores momentos para ETA. El pasado 27 de marzo, la organización terrorista ya anunció su disposición a someterse a una «verificación internacional informal». La persecución de hace dos días, con un agente herido, evidencia que la banda se encuentra activa pese a que hayan cesado la extorsión y cuestiona la credibilidad de la organización armada.