Egipto se organiza para la democracia
Dos meses después de la caída del dictador, los grupos políticos toman posiciones para los comicios legislativos
RabatActualizado:Hoy se cumplen dos meses desde la caída de Hosni Mubarak y, aunque la transición avanza con lentitud, con la ley de emergencia aún vigente y un gobierno militar interino, Egipto se ha convertido en un bullir de nuevos partidos políticos. El camino que lleva hacia las elecciones legislativas de septiembre será duro y las diferentes formaciones comienzan a tomas posiciones.
Será difícil, sin embargo, que ningún partido consiga algo cercano a una mayoría para gobernar, coinciden los analistas, lo que llevaría a un Parlamento muy fragmentado en el que las coaliciones serán fundamentales. La gran incógnita es si las formaciones nuevas y las antiguas conseguirán superar su ancestral aversión mutua para poner en marcha la democracia egipcia.
Por una parte se encuentran los islamistas, cuyo apoyo se había agrupado bajo el paraguas de los Hermanos Musulmanes hasta la caída de Mubarak, pero que ahora empiezan a atomizarse. La propia Hermandad, que ya se encontraba muy dividida antes de la revolución, ha anunciado la formación de un nuevo partido, 'Libertad y Justicia', legal por primera vez, aunque parece que, por ahora, no conseguirá aunar todas las voluntades dentro del grupo. Existe el riesgo de que los Hermanos Musulmanes lleguen a dividirse hasta en cuatro partidos diferentes, «empezando por los jóvenes de la institución, que no se sienten representados», asegura Emad Gad, analista del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos 'Al Ahram'. Para el politólogo, «su unidad procedía de la presión del régimen, y se ha desmoronado al caer el sistema».
Durante décadas, la Hermandad ha sido una formación prohibida por las autoridades, pero tolerada, que ha podido maniobrar políticamente presentando a sus candidatos como independientes. Mucho más reprimidos han estado colectivos fundamentalistas como los salafistas o Gamaa Islamiya (considerado como un grupo terrorista que intentó imponer un Estado islámico en Egipto en los años 90), que ahora, en el nuevo 'Egipto libre', estarían considerando formar partidos políticos.
Clase media educada
Mientras que estos grupos más radicales pueden atraer a un electorado con una baja formación, los votantes de los Hermanos Musulmanes forman parte de la clase media educada egipcia, médicos, ingenieros o profesores. «En lugar de dispersar el voto islamista, el peligro estará en que atraigan a una base mayor, y acaben gobernando si forman una coalición», explica Mustafá Kamel, director del Instituto de Oriente Medio para Estudios de Desarrollo.
Por otra parte se encuentran los partidos seculares, que tradicionalmente han estado muy divididos en un rosario de pequeños grupos izquierdistas, liberales y nacionalistas, peleados entre ellos y a su vez escindidos en otras minúsculas formaciones. El mayor de ellos, Wafd (Delegación), podría estar en conversaciones con el partido Nasserista y con el Ghad, liderado por Ayman Nur, el hombre que retó a Mubarak en unas elecciones presidenciales y pagó su osadía con más de tres años de cárcel.
La intención sería aunar fuerzas contra los islamistas, tradicionalmente mejor organizados, pero, sobre todo, intentar renovar su imagen, muy desgastada entre los egipcios.
En este panorama han surgido nuevas formaciones, como el Partido Socialdemócrata Egipcio, con figuras relevantes durante la revolución como el analista Amer Hamzawy, o el Partido Egipcio Liberal, creado por el magnate de las comunicaciones -y copto- Naguib Sawiris, «que puede atraer a liberales y empresarios», aventura Kamel. La Alianza Popular Socialista, izquierdista, busca el voto obrero y el de los intelectuales.
Por último, no hay que olvidar al gran dinosaurio de la política egipcia, el denostado Partido Nacional Democrático (PND) de Mubarak, que ha controlado los asuntos públicos en los últimos 30 años. «Su imagen hoy es muy negativa», reconoce Emad Gad, quien considera que sus miembros solo conseguirán sobrevivir en la política si se alejan de las antiguas siglas.
El diario 'Al Masri al Yum' publicaba recientemente que los seguidores de Gamal Mubarak, hijo del exmandatario y considerado durante años sucesor de su padre, estarían estudiando la posibilidad de crear un nuevo partido. Sin embargo, «es difícil pensar que nadie quiera ya que su nombre se asocie a Gamal Mubarak», señala Mustafá Kemal. Los defensores del antiguo régimen «deberán presentarse como candidatos independientes o tendrán que buscar hueco en otras formaciones», añade el analista.