Obama evita el caos con recortes históricos
Los republicanos fuerzan hasta el final para prorrogar los presupuestos, lo que los demócratas maquillan como una victoria
NUEVA YORK.Actualizado:En el último minuto de la última hora, demócratas y republicanos alcanzaron ayer el acuerdo que evitó tener que cerrar el Gobierno por falta de fondos. La ley que prorroga el presupuesto de Estados Unidos hasta el jueves se votó pasada la medianoche, con efecto retroactivo para cubrir el tiempo de descuento. «No lo hicimos a última hora por dramatizar -aclaró el líder demócrata del Senado, Harry Reid- sino porque fue muy difícil llegar a este punto».
Oyendo a los demócratas se diría que el acuerdo presupuestario que debería haber entrado en vigor en octubre pasado era una gran victoria. «El mayor recorte anual de gastos de nuestra historia», presumió Barack Obama en un discurso de medianoche. Reid se deshacía en halagos hacia sus colegas de la oposición, con los que, dijo, «ha sido un placer trabajar».
Las cifras, sin embargo, cantaban otra victoria. Cuando Obama presentó el año pasado sus presupuestos contemplaba un aumento de 40.000 millones de dólares (28.000 millones de euros), convencido, como aún lo están muchos de sus correligionarios, de que la débil situación económica del país requiere de un estímulo, no de recortes presupuestarios como estiman los republicanos.
La contrapropuesta del portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner, planteaba un recorte de 22.000 millones de euros y el acuerdo obtenido ayer, de casi 27.000. O sea, 4.500 millones más de los que pedía recortar Boehner. Por lógica, si al final de la ardua negociación el dirigente conservador ha obtenido más de lo que pedía, él es el triunfador absoluto. El problema es que Boehner no negociaba solo con los demócratas, sino con su propio partido, al que la inyección del Tea Party ha orillado hacia el extremo. Sus colegas no se conformaban con recortar 21.000 o 28.000 millones, querían que fueran 69.500 millones.
No les falta razón a quienes dicen que los demócratas debieron aprobar las cuentas mientras gozaban de mayoría en las dos cámaras, pero de eso ha pecado mucho Obama en todos los aspectos. Ahora, con la influencia del Tea Party, cada negociación se convierte en una batalla para tatuar en las leyes el credo más conservador.
«Durante meses nos quebramos la cabeza cortando de aquí y de allí porque pensábamos que se trataba de llegar a un acuerdo económico, y cuando ya teníamos cuadradas las cifras, en el último momento nos dicen que de lo que se trata en realidad es de recortar los derechos de las mujeres», protestó el viernes la senadora demócrata Patty Murray.
Los republicanos estaban dispuestas a forzar el cierre del Gobierno federal si los demócratas no aceptaban retirar la financiación a las clínicas de planificación familiar. El principal objetivo era dejar sin subsidios a Planned Parenthood, una organización casi centenaria que cubre la asistencia sanitaria de cinco millones de mujeres al año, y en la que los abortos suponen solo el 3% de los servicios, la mayoría para clases sociales bajas.
Límite
Fue ahí donde los democratas pusieron el límite. Desde las elecciones de 2008 no se había visto al partido tan unido en un claro mensaje: no iban a negociar con la salud de las mujeres. En las últimas 24 horas del arduo toma y daca las mujeres más famosas del país salieron en su defensa. Los republicanos comprendieron que no podían ganar esa batalla ideológica a la luz de los focos sin sufrir un gran desgaste y sacaron la bandera blanca.
Con todo, han logrado que la semana que viene se vote en el Senado una propuesta separada para privar de fondos a Planned Parenthood, así como prohibir a Washington DC el uso de fondos públicos para financiar abortos a mujeres con bajos recursos.
La oposición tendrá una nueva oportunidad de impulsar su agenda en las negociaciones de los presupuestos de 2011-2012, que deben entrar en vigor en octubre próximo. Y antes aún habrá que discutir el margen de endeudamiento de Estados Unidos, que llegará a su techo legal el 16 de mayo, según ha advertido el secretario del Tesoro, Tim Geihtner. Si los republicanos se niegan, el gigante mundial no podrá seguir pagando a sus acreedores y eso traería una hecatombe financiera mucho mayor que la que hubiera provocado el cierre temporal del Gobierno. Como manifestó ayer satisfecho el presidente del Comité de Presupuestos del Congreso, Paul Ryan, «esto es solo el primer bocado de la manzana».