Un rebelde llega al hospital de Ajdabiya tras resultar herido en los combates. :: ODD ANDERSEN / AFP
MUNDO

Los aviones de Gadafi vuelven a teñir de sangre el frente rebelde

Mientras sus leales avanzan posiciones, el éxodo de colaboradores del régimen aumenta con la marcha del ministro del Petróleo

RABAT. Actualizado: Guardar
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La confusión que reina en el frente rebelde es cada vez más evidente. Ayer volvió a ponerse de manifiesto tras un bombardeo que mató a primera hora de la mañana al menos a cinco personas en la carretera que une Brega y Ajdabiya, y que algunos sublevados y medios de comunicación atribuyeron a otro error de los aviones de la OTAN, los únicos que pueden sobrevolar el cielo libio desde la imposición de la zona de exclusión aérea en el país. Las aeronaves, sin embargo, eran del régimen, reconocieron más tarde los rebeldes.

A pesar del fuego amigo que ha hecho ya su aparición en Libia -el pasado fin de semana la alianza atlántica mató a varios rebeldes por error-, los sublevados se quejan de que los bombardeos de la aviación de la OTAN sobre los gadafianos no son suficientes y han permitido su rápido avance hacia el este. Ayer, las tropas de Gadafi atacaron por sorpresa la ciudad de Ajdabiya, un enclave estratégico ya que la ciudad tiene la llave que guarda la región oriental de Libia.

Ajdabiya, a unos 160 kilómetros de la capital sublevada, Bengasi, fue reconquistada por los rebeldes a finales de marzo, cuando consiguieron llegar hasta Brega y Ras Lanuf. Sin embargo, en los últimos días han tenido que retroceder ante el empuje de las fuerzas de Gadafi, que habrían vuelto a utilizar aeronaves para sus ataques. Los milicianos del régimen habrían transportado pequeños aviones al aeropuerto de Brega para bombardear las filas rebeldes, aseguró ayer a Efe el portavoz militar de los revolucionarios, Ahmad Bani.

No obstante, la ayuda militar, traducida a refuerzos materiales y humanos, podría haber comenzado a llegar a los rebeldes, según declaró el jefe del ala militar del Consejo de Transición Libio, el general Abdelfatah Yunes el-Abidi a Al Jazeera. La cadena catarí no pudo encontrar, sin embargo, pruebas de que esta ayuda, prometida por algunos países aliados, se haya materializado.

Escasez de alimentos

La ciudad de Misrata, que desde hace semanas sufre el asedio de las tropas de Gadafi con bombardeos diarios, es otra de las preocupaciones de la ONU y de los rebeldes, que consideran que la OTAN no hace lo suficiente para proteger a sus habitantes. Las condiciones de los ciudadanos de la tercera urbe de Libia son desesperadas, ya que escasean los alimentos, el agua potable y las medicinas, una situación que el Programa Mundial de Alimentos ha intentado evitar fletando un barco cargado con 600 toneladas de víveres y personal médico, que atracó ayer en el puerto de Misrata. La agencia de la ONU asegura que con este cargamento se podrá alimentar a 40.000 personas durante un mes y dar asistencia médica a otras 50.000.

Pero si en el frente militar Gadafi avanza, no sucede lo mismo con el político. Aumenta el éxodo de colaboradores del régimen. Ayer se conoció la rocambolesca historia del exministro del Petróleo, Omar Fathi Ben Shatuan, que consiguió salir de Misrata en un pesquero, con el que llegó a Malta. Shatuan aseguró a la Afp que «ninguno de los ministros apoya al régimen. Querrían hacer lo mismo que Musa Kusa (titular de Exteriores huyó a Londres) pero no pueden debido a sus familias».