Alonso pide lluvia
Red Bull parte como favorita en Malasia, un circuito propicio para los campeones El piloto español invoca a algún imprevisto que perturbe la hegemonía del equipo de Vettel
MADRID.Actualizado:El guión de la Fórmula 1 deriva siempre hacia una pleitesía que se manifiesta en la sospecha. Gobierna Red Bull a las primeras de cambio por el ingenio de su mago del diseño, Adrian Newey, y los demás recelan de su rectitud frente a la legalidad. Se paseó en goleta Vettel en Australia y su competencia inquiere sobre los elementos flexibles del coche, las piezas presuntamente móviles que están prohibidas por el reglamento, salvo el alerón trasero. Así asoma la segunda cita del Mundial de F-1 en la tórrida Malasia. A la búsqueda de un obstáculo para Red Bull.
«No hemos encontrado nada extraño. Es legal. Todo está de acuerdo al reglamento», ha sentenciado el árbitro único de la F-1, el inglés Charlie Whitting, a propósito del morro y el alerón delantero del Red Bull. Se quejó Hamilton en Australia y corrió el reguero de una suspuesta irregularidad del bólido austriaco. Según la conjetura que ha sobrevolado el paddock, la parte delantera del monoplaza sería flexible y pegaría el coche aún más al suelo de lo que ya lo hace. «En absoluto -dice Whitting-. Está en regla».
La caravana de la F-1 se detiene este fin de semana en Malasia de regreso de las antípodas y todos invocan, salvo Red Bull, a la alternancia, la sorpresa climática que anule la velocidad de un coche que, en teoría, debería ser todavía más superior en un circuito completo, mezcla equilibrada de rectas, curvas y frenadas.
Lluvia en el horizonte
Llama Alonso a la lluvia en voz baja, en busca de esa parcialidad que neutralice a los coches energéticos y alados. Y no tendrá que extenderse en la plegaria. Ecclestone ha vuelto a desafiar a la naturaleza en pos de su majestad el dólar y ha colocado la clasificación y la carrera a las cuatro de la tarde. Eso equivale a un pronóstico meteorológico de lluvia torrencial. Siempre llueve en Malasia después de la hora de la comida. Y será una sorpresa si no lo hace en esta ocasión.
«Aquí puede llover en cualquier momento, pero sí que es verdad que por la tarde hay una probabilidad mayor, pero estamos listos para ello», comenta Alonso, cuyo análisis después de la carrera de Australia no fue tan catastrofista como el de su exjefe Briatore: «Ferrari tiene que pensar ya en el coche de 2012». Alonso no lo ve ni parecido: «Siendo conscientes de que tenemos que mejorar, ya que nuestra ambición es luchar por la 'pole' y las victorias y en Australia no éramos suficientemente rápidos, esto es como una liga. El primer partido siempre es importante, pero solo es un partido». El segundo encuentro transita por los mismos derroteros. Vettel persigue el doblete y la lluvia se interpone en su propósito. Las escasas curvas rápidas de Australia fueron determinantes y en Malasia, más pronunciadas y más numerosas, deberían favorecer todavía más a los coches de Vettel y Webber. Ni Kers ni alerón móvil ni ningún otro adminículo al uso: los Red Bull corren más que los demás porque vuelan en las curvas.
«Lo hicimos bien aquí en 2010 (ganó Vettel) y el coche ha ganado las últimas carreras -comenta Webber, el segundo tripulante de Red Bull-. La temperatura del circuito es brutal y será interesante para los neumáticos, nadie sabe cómo se desarrollará».
Por uno de esos sobrentendidos que pululan gratis, se ha instalado en la vox pópuli española de la F-1 que Sepang es el circuito talismán de Alonso. Ha ganado dos veces, ha logrado dos podios y conquistó en 2003 la primera 'pole' de su vida. Un buen currículo, pero que se ha quedado desfasado. El español lleva tres años de sequía en el trazado malayo. Como siempre con los pies en la tierra, Alonso desmontó la propaganda de los altavoces de la F-1, que anunciaban espectaculares mejoras aerodinámicas del Ferrari para esta carrera. «He estado de vacaciones y no he tenido mucho contacto con lo nuevo que ha llegado», dijo sin profundizar.