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Charlie Sheen pierde la gracia

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Charlie Sheen es todo un personaje. Prueba de ello es su capacidad para hilvanar los titulares más llamativos con una interminable sucesión de escándalos: el millonario divorcio de su tercera esposa, que le acusó en el estrado de intentar acuchillarla; su hospitalización tras 36 horas de juerga ininterrumpida a base de alcohol, cocaína y estrellas del porno; su despido de la serie 'Dos hombres y medio', que le había convertido en el actor mejor pagado del mundo; la pérdida de la custodia de sus hijos pequeños tras amenazar a la madre de éstos con cortarle la cabeza y enviársela a su suegra en una cesta... Y éstos corresponden tan sólo a los últimos meses. ¿Quién no pagaría por conocer a un tipo así? La misma pregunta se la debió de hacer él mismo antes de decidir recorrer los Estados Unidos con un monólogo en el que contaría, a quien quisiera pagar por oírle, sus vivencias y reflexiones. Pues bien, la respuesta del público a las primeras funciones ha sido contundente: «¡Devuélvenos el dinero!».

Sheen abrió el telón de su 'My violent torpedo of truth/Defeat is not an option' (Mi violento torpedo de verdad/La derrota no es una opción) el sábado en Detroit. Pero el fracaso se convirtió en algo más que una opción a los pocos minutos de comenzar el 'show', pues ni sus descafeinadas anécdotas familiares ni sus chistes sobre la facilidad para conseguir 'crack' en la Ciudad del Motor consiguieron otra cosa que los abucheos del público. Así que optó por poner fin al soliloquio y pasar a responder a las preguntas del respetable.

- ¿Por qué pagas por mantener relaciones sexuales?

-Porque tengo millones para gastar.

Con 'perlas' de ese calibre, no es de extrañar que los 5.100 espectadores que abarrotaban el teatro Fox de Detroit pasaran del abucheo a los silbidos y el pataleo, hasta que el actor, desconcertado, optó por hacer mutis por el foro antes de lo previsto. «No creí que fuera tan malo», criticaba a la salida Linda Fugate, una irritada espectadora que pagó 150 dólares por dos asientos.

Sheen permaneció despierto hasta las cinco y media de la madrugada del domingo tras el monólogo de Detroit y pasó todo el día revisando el guion, que esa misma noche debía interpretar en Chicago. A punto estuvo su equipo de arrojar la toalla. «Hubo un momento en el autobús en el que pensamos en volver a casa. Y luego dije: sí, eso es lo que hacen los perdedores. Simplemente, necesitaba un reto mayor», explicó.

El lunes, tras recibir unas críticas algo más benevolentes de su segunda actuación, Sheen reconocía que «hay un par de cosas» que debe mejorar. El reto se sitúa en Nueva York, donde actúa este fin de semana en el Radio City Music Hall. Las sensaciones son buenas, pues el precio de las entradas ha subido en la reventa. A la postre, Charlie Sheen sigue siendo un tipo interesante.