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Tropas francesas (abajo) y leales a Ouattara (arriba) patrullan por una calle de Abiyán, con un cadáver tirado en la carretera. :: AFP / REUTERS
MUNDO

Costa de Marfil tacha a Francia de invasor

Las tropas galas toman el aeropuerto de Abiyán, al tiempo que la ONU evacua a su personal

GERARDO ELORIAGA
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Naciones Unidas inició ayer la evacuación de doscientos miembros de su personal esencial en Costa de Marfil después de que cascos azules y soldados franceses de la 'Operación Unicornio' tomaran el aeropuerto de Abiyán, la ciudad más importante del país y escenario de los últimos combates entre las fuerzas del presidente saliente Laurent Gbagbo y las milicias de Alassane Ouattara, el candidato vencedor en las elecciones celebradas el pasado noviembre. El resto de los trabajadores del organismo fue evacuado hace meses tras el agravamiento del conflicto civil.

Tras conocer los hechos, Alain Toussaint, representante europeo del Gobierno saliente, convocó una rueda de prensa en la que hizo pública su protesta por la ocupación asegurando que el mandato de la ONU «no autoriza a la Unicornio a ocupar el aeropuerto de un Estado soberano» y achacó a las tropas galas haberse puesto «al servicio de la rebelión». El diplomático aseguró que «Costa de Marfil está en una guerra contra el Ejército francés» y les achacó la responsabilidad en el actual conflicto civil.

Una relativa calma parecía dominar ayer la gran urbe, tras los pasados combates con artillería pesada entre las dos facciones. Francia ha informado que otros trescientos efectivos se han sumado al despliegue de 1.100 soldados destinados a patrullar los barrios donde viven los expatriados y apoyar a la misión local de la ONU. Además, 1.653 extranjeros, en su mayoría galos y libaneses, permanecen refugiados en la base de Port Bouet, cercana al aeropuerto internacional, ya bajo control de la 'Operación Unicornio'.

A pesar de la disminución de los choques, los saqueos se suceden y Ouattara decidió prorrogar el toque de queda hasta hoy. Aunque las calles permanecen vacías, los saqueos se siguen sucediendo y parecen haberse intensificado después de la retirada del Ejército, la Gendarmería y la Policía del centro de la metrópoli. Portavoces de Médicos Sin Fronteras han asegurado que la ciudad se encuentra cercada y que prosiguen los combates localizados, mientras se suceden los asaltos por parte de los milicianos.

La situación de los leales al presidente es de caos total y su resistencia organizada se reduce a lugares puntuales como el palacio presidencial y su residencia oficial, según un comunicado publicado ayer por la Administración del candidato vencedor. Según Patrick Achi, ministro de Infraestructuras Económicas, las denominadas Fuerzas Republicanas controlan todo el territorio nacional y las fuerzas de Gbagbo «juegan su última carta» desde una emisora en un camión en la que realizan «llamamientos a la gente, en especial a los niños, para que sirvan como escudo humano o carne de cañón alrededor de su último reducto».

Matanzas de civiles

El portavoz también leyó un comunicado por la televisión en el que acusó a los partidarios del presidente de crímenes contra civiles desarmados. «Más de 1.000 personas, mujeres y niños han muerto», denunció. En su alocución, señaló que casi todas las fuerzas de defensa y seguridad del país abandonaron la «empresa loca», en referencia al Gobierno anterior. Entre otros disidentes mencionó a Philippe Mangou, jefe del Estado Mayor, y a Edward Kassaraté, comandante de la Gendarmería, ambos refugiados en embajadas extranjeras.

Los llamamientos a la renuncia inmediata de Gbagbo se suceden, aunque desde hace una semana no existe ninguna constancia en torno a su paradero ni tampoco ha emitido ningún comunicado sobre sus intenciones. La secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, ha reiterado su demanda de que abandone el poder y ponga fin a la crisis. «Está llevando a Costa de Marfil al caos», afirmó. «Debe marcharse ya para que pueda cerrarse el conflicto», dijo en declaraciones recogidas por la CNN. La responsable de la estrategia exterior de EE UU también se refirió a las presuntas atrocidades cometidas por los rebeldes y pidió a los que apoyan al presidente Ouattara que «respeten las reglas de la guerra e interrumpan los ataques contra los civiles».