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Un agente del cuerpo especial de control de masas (GRS) en uno de los accesos. :: JAVIER FERGO
Jerez

Bajo la mirada de la Guardia Civil

Miembros del GRS, el Seprona o la unidad de helicópteros de la Base de Rota hacen presente a la Benemérita en el circuito de velocidad

GABRIEL ÁLVAREZ ciudadanos@lavozdigital.es
JEREZ.Actualizado:

Los ojos y los oídos del circuito. Ello es, durante el Gran Premio de Motociclismo, la denominada Central Operativa de Servicios (COS). Y la Guardia Civil ha desembarcado en ella, junto con otros cuerpos y sistemas a disposición de que el acontecimiento se desarrolle con normalidad, con las diversas unidades que tiene desplegadas en cada rincón del recinto deportico. La sensación de seguridad aportada por una cifra de agentes guardada con celo se palpa a cada paso.

Entre ellos hay miembros del GRS. Se trata de una unidad especializada en control de masas, agentes caracterizados por su uniforme negro y preparados para actuar en acontecimientos multitudinarios como este. En los accesos controlan con detectores que los vehículos no porten nada anornal. «Evitan que haya altercados que interfieran la normalidad», explica Manuel González, portavoz de la Guardia Civil de Cádiz, durante un recorrido propuesto por este cuerpo en la mañana de ayer.

También se hacen sitio en esas instalaciones, verdadero cerebro de las operaciones necesarias, otros diversos efectivos de la Benemérita como el personal de la comandancia de la unidad de seguridad ciudadana, el de las patrullas territoriales o el de telecomunicaciones, particularmente importante toda vez que es el que da servicio vía satélite a todos los demás sistemas coordinados.

Este puesto de mando avanzado, ubicado en el cerro más alto del complejo deportivo jerezano a la vez que más tranquilo del tránsito del público, no sería lo que es, sin embargo, sin la presencia, ante sus decenas de monitores, de personal de Emergencias 112 Andalucía, el sistema sanitario público, la Policía Local, Protección Civil o la Cruz Roja. Pero «la cabeza pensante del dispositivo», como la califica el portavoz de la Guardia Civil, tiene en los miembros de este cuerpo un pilar de polivalencia especialmente notoria. «Todas las entradas y avisos están coordinados perfectamente», añade el teniente Luis Galván Carranza.

Fuera de esta instalación específica, el Seprona patrulla campo a través. El brigada Francisco Pérez Pulido, jefe de este servicio de protección de la naturaleza, aseguraba ayer a mediodía que ya habían interpuesto 33 denuncias por acampadas ilegales. «Tienen multas de 3.000 euros ó 6.000 si son reincidentes», asegura. Similares son las que se llevan los infractores que se dedican a quemar neumáticos: «En este caso aplicamos la legislación de residuos», añade.

Sin cifras, mientras tanto, se desenvolvía también ayer la oficina de atención al ciudadano. Las denuncias por robos de diversa consideración son el contenido fundamental de un servicio al alcance de los accesos principales. También están al cargo de la Guardia Civil. «Se trata de que quienes tengan algún problema aquí no tengan que ir a la ciudad a formalizar denuncia», explica Manuel González, el portavoz.

Hasta el cielo está controlado por la Benemérita. Es la unidad de helicópteros que la Guardia Civil mantiene en la Base de Rota la responsable de ello. Piloto, copiloto y operador de la cámara exterior nutren un equipo destinado a «ser los ojos del mando mediante nuestro equipo de transmisión de imágenes», como señala el comandante de aeronave Raúl Fernández. «Lo más habitual son los atascos, el tráfico es lo que más problemas nos ha dado siempre», añade.

Un centro de control automatizado, informatizado y centralizado permite que todo ello confluya en una acción unitaria que aún no se había encontrado con problemas graves en el propio circuito. Al menos hasta primera hora de la tarde de ayer.