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Sociedad

Funciones a reventar

La acción contra 'Gang Bang' resucita los ataques de los ultras en los teatros, habituales durante la Transición y hoy casi olvidados Dos exaltados sabotean una obra que satiriza religión y sexo en un teatro de Barcelona al grito de 'Viva Cristo Rey'

KOLDO DOMÍNGUEZ
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El pasada semana ya lo avanzábamos en esta misma sección. 'Irreverencia escénica' era el título de una información fechada el pasado día 23 en Barcelona en la que se advertía de las numerosas y airadas críticas que la obra 'Gang Bang. Abierto hasta la hora del Ángelus' había desatado, sobre todo entre grupos ultracatólicos, por entremezclar en su argumento la visita del Papa a la Ciudad Condal con la homosexualidad, las drogas y el sexo. Aquel reportaje no ha podido ser más profético porque el pasado jueves por la noche ese ambiente enrarecido derivó en un asalto al Teatro Nacional de Cataluña (TNC) -donde se representa este montaje- que obligó a detener durante varios minutos la función ya en marcha.

El incidente fue protagonizado por dos alborotadores, al parecer de tendencia ultraconservadora, que saltaron desde la platea al escenario cuando llevan transcurridos 20 minutos de la obra. En el momento que uno de los actores procedía a representar la plegaria de la comunión, los espectadores se vieron sorprendidos por una escena que estaba fuera de guion. En apenas 17 segundos, los exaltados arrojaron cuatro bombas fétidas, intentaron romper parte del atrezzo y profirieron gritos e insultos contra los intérpretes. «No se puede utilizar la palabra de Dios, maldita sea. Viva Cristo Rey. Vivan los sacerdotes de Cristo. Hijos de perra», mascullaron antes de salir a la carrera sin que pudieran ser identificados.

Estas consignas parecían ecos muy lejanos, ya casi olvidados, en los patios de butacas de los teatros españoles. En su día sí estuvieron muy presentes, sobre todo durante los convulsos exteriores de la dictadura y primeros años de la democracia, una etapa de transición en la que los artistas rompieron las ataduras franquistas y se atrevieron a poner en escena todo tipo de espectáculos, muchos de los cuales colisionaron frontalmente con ciertas sensibilidades aún presentes en la sociedad española.

Funciones con escenas de desnudo, temáticas religiosas o escritas por autores demasiado vanguardistas fueron blanco de este tipo de protestas, que con los años se han desvanecido, que no desaparecido, para convertirse en meras anécdotas noticiables por su anacronismo. «Todo esto es muy lamentable. De hecho, nos transporta a tiempos de la caverna», reconoció el director de 'Gang Bang', Josep María Miró, quien relacionó el ataque con «una polémica inflada desde ciertos medios de comunicación. «Fue algo terrible, muy violento y hubo peligro real de que esos hombres hirieran a alguien», advirtió un portavoz del teatro, que denunciará el incidente ante los Mossos d'Esquadra.

Durante la jornada de ayer todas las miradas estuvieron centradas en los grupos religiosos que habían atacado con más dureza la puesta en escena de este montaje. A media tarde, uno de estos colectivos, E-Cristians, se desvinculó de lo sucedido y calificó a los dos exaltados de «gamberros y descerebrados». «Con su comportamiento les han hecho un favor porque darán que hablar sobre una obra minoritaria y aburrida», opinó su presidente, Josep Miró I Ardèvol. Por el momento y para evitar nuevos ataques, el Teatro Nacional de Cataluña dispondrá un servicio de vigilancia en el interior de la sala donde se representa la controvertida función.

Otros casos

Este tipo de medidas de seguridad, en teoría ajenas por naturaleza a cualquier representación artística, han estado presente en la vida ciertas compañías de este país a raíz de episodios similares a los vividos el jueves en Barcelona. Apenas dos años después de la muerte de Franco, en 1976, los elencos de los montajes 'Equus' y '¿Por qué corres Ulíses' recibieron sendos paquetes incendiarios y múltiples amenazas porque María José Goyanes y Victoria Vera, respectivamente, salían semidesnudas a escena. Tuvieron que suspender varias funciones, al igual que le ocurrió al grupo Els Comediants en Granada en 1984. Presentaba su montaje 'Demonios' pero el espectáculo derivó en multitudinario altercado, con pistolas de por medio, entre grupos de derecha y los espectadores.