El chaval, de 6 años, recibió 162 euros por su actuación en la tele.
TELEVISIÓN Y RADIO

El baile no hace gracia, da pena

El sexy contoneo de un niño filipino en la tele mientras se aguanta las lágrimas enfada a las autoridades del país

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Esto va más allá de la típica monería de crío. Un vídeo de un niño filipino bailando cual 'striper' en un programa de la tele ha dado la vuelta al mundo y ha enfadado a las autoridades del país, que entienden que este baile tan sexy es una «humillación» para el chaval. La criatura tiene 6 años y una cara de tristeza que no puede con ella. Porque durante el minuto entero que dura el contoneo de caderas parece a punto de echarse a llorar. Lo grotesco del asunto -al margen de la 'coreografía'- son las risas del público, los aplausos, la invitación del presentador para que se mueva así y los 162 euros que le dieron por hacer la gracia y que para él suponen una fortuna porque viene de una familia que vive con estrecheces.

La actuación de Jan-Jan, que así se llama el pequeño, habrá mejorado las cifras de audiencia de este programa de talentos, pero le ha costado a la cadena, TV5, una sonora reprimenda pública. La ministra de Bienestar Social de Filipinas, Corazón Soliman, condenó «el abuso emocional» al que sometieron al menor: «Las imágenes muestran al niño bailando con cara de disgusto y podría quedar traumatizado por ser obligado a imitar comportamientos adultos a cambio de dinero y por soportar las burlas de cientos de personas». La cadena se ha disculpado, ha asegurado que no hubo pretensión de humillar al niño y que las lágrimas eran fingidas. «Quería parecer triste, pero no porque le obligasen a ello, sino porque pensaba que el baile así lo requería y estaba interpretando el papel». Una explicación que no convence porque en otro momento el presentador del concurso reconoce que «es obvio que lo hace a regañadientes, pero tiene que hacerlo por su familia» -fue a la televisión acompañado de su tía y era la segunda vez que se subía al escenario-.

'Faralaes' con 5 años

El vídeo de Jan-Jan, además de poder acarrear una demanda a la cadena, vuelve a llamar la atención sobre un tipo de programas hoy casi desaparecidos de nuestra parrilla, pero que hace unos años gozaron de su éxito. Niños bailando como adultos o contando chistes verdes para mofa de los mayores, una fórmula casi infalible en cuestión de audiencia, pero que tiene sus riesgos: «Disfrazar al niño de adulto y utilizarle como monigote de feria menoscaba su dignidad y es una forma de explotación», critica Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación.

En España, dice, no se ha llegado a tanto, pero «sí ha habido un abuso de programas con niños haciendo de adultos». Porque Teresa Rabal sacaba a los chavales a cantar, «pero cantaban canciones infantiles, hacían un papel de alguien de su edad». Nada que ver con el 'Antes muerta que sencilla' que cantaba María Isabel, por ejemplo. «¿Qué pinta una niña de 5 años vestida de faralaes cantando: 'cuando me besaste'?».