La arena respeta a los jugadores españoles en un terreno traicionero
MADRID. Actualizado: GuardarEl terreno de juego estaba en muy malas condiciones, pero mejor de lo se preveía, y la tierra respetó a los jugadores. Los futbolistas temían lesiones en un patatal en el que apenas había una brizca de hierba, pero no se produjo ninguna acción desafortunada que hiciese lamentar la obligación de jugar sobre la arena. Aunque en apenas 20 segundos de partido Villa y Cazorla ya se resbalaron y el campo comenzó a levantarse, el trabajo de los operarios dedicados a alisarlo, tanto en las horas previas como durante el descanso, sirvió para que el balón circulase en los primeros minutos de ambos períodos y al menos se pudiese maniobrar algo, aunque con bastantes dificultades.
Sin embargo, según avanzó el partido, los españoles tuvieron más problemas para tocar y, sobre todo en la segunda parte, comenzaron a surgir agujeros traicioneros. Xabi Alonso al final llegó a meter el pie en un hoyo y se temió por su tobillo. El tanto en propia puerta de los lituanos llegó precedido de un bote extraño. Incluso en el golazo de Stankevicius la de Casillas recordó más a una estirada de campo de tierra, «de infantiles o cadetes», como dijo Iniesta, que de hierba. «Que en 2011 haya un campo así es triste para el fútbol, y la UEFA debería hacérselo mirar, porque aquí no se puede jugar», se quejó Xavi al acabar el encuentro.