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PINCHITO MORUNO

CUÁNTO VALE APARCAR

JOSÉ MONFORTE
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Estamos todos muy emocionados dándoles cosquis a los políticos que se han convertido en responsables de la crisis, en los culpables de todo. Creo que nos equivocamos, no son los culpables. Creo que toda esta situación está poniendo de manifiesto que no mandan nada o, en todo caso, mandan en cuestiones superfluas, pero cuando llega la hora de la verdad los que cortan el lenguado (lo del bacalao me parece muy vulgar para ellos) son lo que se llama los mercados y que son los ricos de toda la vida pero con nombre abstracto, como Dios que está en todas partes pero nadie lo ha visto. Nuestros representantes están ahí, para eso, para representar a los que no decidimos nada, pero poco más y los mercados están encantados porque mientras que estos se llevan las cachetás ellos siguen llenando las carteras sin ningún tipo de recato.

Una de las cuestiones que han pasado desapercibidas como todo lo que se relaciona con los mercados es la impresionante subida que han tenido en los últimos años los aparcamientos subterráneros. El otro día un reportaje de LA VOZ reflejaba los precios y hablaba del sorprendente auge de este mercado. Como muchos recordaremos hace unos años se realizó una campaña de asociaciones particulares y representantes de los consumidores para que los aparcamientos subterráneos cambiaran su política de precios y se ajustaran al tiempo que se lleve uno en sus dependencias. Los «mercados» lograron jugar de forma muy habilidosa. Le dieron la razón a los consumidores, cambiaron las tarifas, las ajustaron al tiempo como estos querían y desde entonces aparcar en un subterráneo no sólo no es más barato sino que es casi tan caro como almorzar, es decir, se cachondearon de nosotros.

He ido a veces al centro de Cádiz o a Jerez con la intención de tomarme una tapita y harto de buscar aparcamiento lo he metido debajo del suelo. Lo cierto es que te das el paseito, te tomas la tapita, otra tapita, un dulcesito y, a lo tonto, se han pasado varias horitas. Total, ya relajado, sin estrés, tapeado y merendado, te vas a recoger el coche del subterránero y, oh, gran sorpresa, la factura puede estar por encima de los ocho, los nueve y hasta los diez euros, es decir que el aparcamiento te puede haber costado lo mismo o incluso más que la tapita y eso, que el aparcamiento te lo ponen sin picos.

Nadie los ha acusado de nada. Ninguno hemos pedido los papeles, ni ninguno protestamos porque no te dan ni ticket sin que tú lo solicites ¿porqué no lo darán? Todos pagamos y nos callamos. Somos muy proclives a darle caña a los políticos, está bien visto hacer eso, pero con las grandes empresas, con esas que mandan de verdad, nos callamos y nos comportamos, yo el primero, como unos caguetas.