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«¡Todos a Trípoli, todos a Trípoli!»

M. AYESTARAN
AJDABIYA.Actualizado:

«Yo lo vi todo. Los aviones atacaron muy duro desde el mediodía hasta la noche y después avanzamos nosotros. Fue un bombardeo simultáneo contra los dos accesos principales de la ciudad y los hombres de Gadafi han tenido que replegarse cuarenta kilómetros al oeste». Walid defendía el acceso a Ajdabiya cuando empezó la ofensiva de la coalición y ahora trata de remolcar una camioneta 'pick-up' intacta que las fuerzas progubernamentales abandonaron en pleno campo de batalla. Mientras los más efusivos avanzan tras los pasos del enemigo, otros prefieren hacerse con un botín de guerra. Municiones, granadas de mano, radios, bolsas con la ración de campaña, uniformes. El premio menor en comparación con coches o camiones.

Yoma Barza no se mueve del remolque de un tráiler para el transporte de tanques. «Si los rebeldes no me lo piden pienso usarlo para montar un negocio en la nueva Libia», declara, asiendo una muleta, este anciano que durante la última semana ha abierto las puertas de sus dos casas para que los milicianos las usaran como cárceles. «Tenían a unos veinte soldados de Gadafi y los iban moviendo según la situación de seguridad. Uno de ellos era un alto mando de origen tunecino; el resto, negros que no hablaban árabe», narra Yoma desde lo alto del remolque.

Guerra sin cifras

«Hemos aprendido la lección y vamos a ir pueblo a pueblo. El próximo objetivo es Brega y daremos el golpe después del rezo, hay que aprovechar su desconcierto», asegura un miliciano con un RPG colgado del hombro. «¡Todos a Trípoli, todos a Trípoli!», gritan desde un minibús pintado de negro, verde y rojo que cruza el arco verde que marca la salida de Ajdabiya con dirección oeste.

La reconquista rebelde dio su primer paso, pero delante quedan plazas gadafistas como Sirte en las que todos esperan una dura batalla. Lo mismo que en Misrata, último feudo opositor del oeste, cercado por los hombres del dictador, que han desplegado francotiradores y tanques por las calles del centro. Al menos seis personas perdieron la vida ayer en esa ciudad, según fuentes médicas citadas por el Consejo rebelde, que informó de «ataques aliados que han logrado atenuar el fuego de las fuerzas de Gadafi contra la ciudad». Esta es una guerra sin cifras. En hospitales como el de Ajdabiya el doctor Khaled Mohamed asegura que «es imposible llevar la cuenta de la gente que hemos atendido estos días».