Japón teme que la radiactividad en Fukushima sea mayor de lo previsto
Las autoridades niponas apuntan a una posible brecha en el reactor tres de la planta, el más peligroso por contener plutonio y uranio
FUKUSHIMA. Actualizado: GuardarNi siquiera el agua nieve que caía anoche sobre la ciudad de Fukushima podía calmar las entrañas de su siniestrada central nuclear. La radiactividad que emana de la planta número 1 podría ser mayor de lo inicialmente previsto por una supuesta brecha en el reactor tres, el más peligroso de los seis que tiene al almacenar no solo uranio, sino también plutonio. Eso es lo que sospechaban ayer las autoridades del país después de que dos trabajadores resultaran heridos el miércoles al meter las piernas en agua contaminada.
Según explicó el portavoz de la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear, Hidehiko Nishiyama, «es posible que haya algún daño en el reactor porque el agua tiene 10.000 veces más radiactividad de la que hay cuando funciona normalmente». El pasado 14 de marzo, el reactor tres sufrió una explosión de hidrógeno que rompió la vasija de contención exterior del núcleo, del que ahora podrían estar saliendo los gases tóxicos. Otra posibilidad es que la fuga esté localizada en las tuberías o en los respiraderos, que también van a ser analizados.
Con el propósito de medir la radiactividad tras el reciente descubrimiento, las autoridades detuvieron los trabajos que llevan a cabo más de 700 ingenieros para conectar el sistema eléctrico de refrigeración. Auténticos kamikazes que se exponen a altas dosis de radiación y luchan a contrarreloj por recuperar el control de los reactores. En los últimos días han logrado avances al impedir más explosiones, estabilizarlos y tender los cables eléctricos. Ahora solo falta que el tendido funcione y pueda enfriar los núcleos.
El último incidente, sin embargo, supone un contratiempo frente a los progresos alcanzados ya que vuelve a disparar la alarma sobre las fugas radiactivas de Fukushima. El Gobierno japonés ha evacuado a más de 200.000 personas en un radio de 20 kilómetros alrededor de la central y ha ordenado que todos los residentes en 30 kilómetros a la redonda permanezcan encerrados en sus casas con las ventanas selladas. «La situación en la central nuclear de Fukushima 1 es todavía muy seria. Debemos permanecer vigilantes», advirtió con preocupación el primer ministro nipón, Naoto Kan. «No estamos en situación de ser optimistas y debemos tener el mayor de los cuidados», subrayó.
Mientras los técnicos comprobaban los verdaderos daños del reactor, el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano, lanzó un mensaje contundente a los más de 130.000 vecinos que residen en los alrededores de la central: márchense lo antes posible de forma ordenada. Pero insistió en que no era por el riesgo de la radiación, que ya ha aparecido en el agua, leche y verduras de Fukushima y otras prefecturas limítrofes, sino por las dificultades logísticas en el reparto de suministros.
Con la mayoría de restaurantes y comercios cerrados a cal y canto, las carencias saltaban ayer a la visita en Fukushima, una ciudad fantasma donde apenas había un alma por las calles. Y eso que los autobuses que bajaban de Sendai, una de las zonas más afectadas por el tsunami, salían llenos cada media hora. En uno de ellos viajaba, procedente de la localidad de Aomori, Shino Kamakura, una universitaria recién licenciada que venía a recoger sus pertenencias antes de incorporarse a su primer trabajo. «Estaré poco tiempo porque tengo miedo de la radiación y los terremotos», explicaba poco antes de que una nueva réplica sacudiera con fuerza al noreste del país.
Dos semanas después de la mayor catástrofe que ha golpeado Japón desde la Segunda Guerra Mundial, la cifra de muertos por el terremoto y el tsunami del fatídico 11-M nipón ha superado ya los 10.000, mientras que los desaparecidos rebasan los 17.400. Cientos de miles de damnificados esperan la reconstrucción refugiados en escuelas y gimnasios. Unas 660.000 casas siguen energía eléctrica y todavía hay 209.000 viviendas que carecen de agua corriente. El imperio del Sol Naciente continúa luchando contra su ocaso.