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Las luces de la carretera se encendieron la noche del jueves por primera vez. :: ANTONIO VÁZQUEZ
Ciudadanos

La autovía vio por fin la luz

Solucionado el papeleo, la carretera ya cuenta con todo el tramo de ocho kilómetros hasta Cádiz iluminado

CARLOS CHERBUY
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Y al fin se hizo la luz y Fomento ya respira más tranquilo. El tramo de ocho kilómetros de la autovía CA-33 en dirección Cádiz ya se encuentra totalmente iluminado tras los múltiples anuncios que se realizaron desde este Ministerio. La obra, que costó 1,5 millones de euros, está totalmente terminada desde hace meses y también estaban firmados los convenios con los ayuntamientos de Cádiz y San Fernando, que se harán cargo del pago del suministro. Cuando todo parecía ya listo para ponerse en marcha surgió un nuevo escollo, la autorización de Industria para que el proceso pudiera seguir su curso.

Un trámite que al fin se ha superado tras las prisas que le surgieron a Fomento para la finalización del proyecto después de que un joven motorista isleño perdiera la vida a finales del pasado enero. Ya un mes antes había fallecido un ciclista atropellado por otro vehículo que no lo vio venir. Precisamente, el diputado nacional por Cádiz, Salvador de la Encina, dijo que el alumbrado estaría listo a mediados de febrero, pero se ha tenido que esperar hasta finales de marzo para poder encenderlas.

Superados todos los contratiempos la iniciativa se ha puesto en marcha y ahora serán los ayuntamientos de San Fernando y Cádiz los que tendrán que hacerse cargo del mantenimiento de esta infraestructura. Algo que en principio no va a ser ningún problema para las administraciones locales, ya que ambas han sido muy receptivas a esta iniciativa y firmaron sin dudar los documentos para hacerse cargo del pago del suministro, que ya tendrán que abonar.

Tanto uno como otro consideran necesaria esta iluminación dado el nivel de siniestralidad de la vía. Ya hace casi tres de años se limitó la velocidad a 80 kilómetros por hora en la curva de Torregorda, pero no fue suficiente y este punto seguía apareciendo entre los tramos de mayor concentración de accidentes. Luego se colocaron señales luminosas y, por último, se instaló un radar que fue lo único que consiguió frenar a los conductores.