Fuera de lugar
Actualizado: GuardarLos expresidentes del Gobierno seguirán cobrando la pensión vitalicia que les corresponde con cargo al erario público. Vaya por delante que a mí me parece muy bien. «Quien sirva al altar, que viva del altar», aunque los manteles no sean los mismos. A pesar de la envidia retrospectiva o del incesante rencor, quienes han sido inquilinos de La Moncloa van a seguir percibiendo una cantidad compatible con los ingresos que obtengan como consejeros o asesores, o bien dando la misma conferencia, escrita por otro, con ligeras variantes. Qué menos. Ser presidente de Gobierno es estadísticamente muy difícil. ¿Por qué regatearles unos derechos más o menos bien ganados? Otros son nuestros problemas y no se debiera discutir esa pensión, que no llega a los 6.000 euros mensuales, pero somos muy catetos.
Quienes han sido presidente del Gobierno han trabajado mucho, lo que no siempre ha redundado en beneficio de los gobernados, pero hay que reconocerles su asiduidad. Siempre tenían algo que hacer y cuando no hacían nada se dedicaban a hacer declaraciones. Ser el gerente de una empresa llamada España nunca ha sido un puesto envidiable, por más envidia que pueda suscitar en algunos. En cada barrio hay gente que gana más dinero y nadie les arrienda las ganancias. Los políticos decentes no se enriquecen. Son tan generosos que delegan en sus íntimos o en algunos familiares ese cometido. La pasión del mando les hace conformarse con influir en los destinos de sus compatriotas, mientras ellos se dedican a amar inmensamente a la patria. Es ridículo ponerle pegas a su pensión vitalicia, aunque en ocasiones nos haya dificultado nuestra manera de vivir.
Creo que ha acertado la Comisión Constitucional del Congreso al rechazar, con los votos del PP y del PSOE, la propuesta de limitar los sueldos de los señores expresidentes. Por ahí no van los tiros, aunque nos sigan metiendo en guerras lejanas. Ellos lo han hecho lo mejor posible y hay que reconocerles que durante sus mandatos no ganaban para disgustos.