Jerez hace suya la cruz y reivindica el papel del cristiano en la sociedad

La importancia de la cruz en la sociedad. Ese era el mensaje que desde el obispado, la hermandad de la Vera Cruz y el Consejo local de hermandades y cofradías se quería transmitir con el acto de ayer, y cumplió con creces. Claro que se trataba de un ejercicio piadoso, de meditar las catorce estaciones de la pasión de Jesucristo, pero en esta ocasión se trataba de mucho más. De preparar a los jóvenes que en agosto partirán a Madrid a participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud que clausurará Benedicto XVI, de convencer que hoy en día la Iglesia tiene un peso específico en la raigambre de nuestra sociedad, de dar a conocer en la semana de la pobreza la colaboración desinteresada que Cáritas realiza en favor de los más jóvenes.

Se trataba de colocar a la Iglesia en el lugar que le corresponde, y a eso ha contribuido y de qué manera la cruz que está recorriendo todas las diócesis españolas, los movimientos neocatecumenales, y cómo no, las cofradías. Representadas todas por el Cristo de la Esperanza, erguido sobre una preciosidad de cruz de carey y plata que se ha ideado para la ocasión. El cortejo de la hermandad del Jueves Santo salió puntual de San Juan de los Caballeros, y llegó hasta la Santa Iglesia Catedral para presidir una eucaristía celebrada por el obispo de la ciudad, monseñor Mazuelos. Tras la eucaristía, partió la comitiva desde el primer templo jerezano hasta la iglesia de San Miguel, donde la hermandad del Santo Crucifijo y la parroquia recibieron corporativamente el acto y se rezaron cinco estaciones, justo antes de partir hacia San Juan de los Caballeros, donde se terminó el ejercicio piadoso y se organizaron turnos de vela hasta altas horas de la madrugada. Una nueva demostración del lugar que la iglesia diocesana tiene que asumir en la sociedad actual. Un nuevo reto, lleno de Esperanza.