
Las manos solidarias y generosas de Ernesto Pérez
La asociación Madre Coraje, con la que colabora, necesita 6.000 euros para comprar un bisturí eléctrico Este doctor jubilado aprovecha su mes de verano para operar gratis en una clínica de Perú
Cádiz. Actualizado: GuardarSon las once de la mañana y los voluntarios de Madre Coraje no dan abasto. La ayuda siempre camina a contrarreloj, por eso en la calle Pericón de Cádiz no se admiten distracciones. Ernesto Pérez Díaz-Alersi es uno de los casi 500 voluntarios que la entidad tiene en la provincia gaditana y uno de los muchos que creen en el eslogan «De tu compromiso nace la esperanza», que luce en cada una de las sedes de la ONG con la intención de motivar a quienes se deciden a colaborar con quienes más lo necesitan. El doctor Pérez Díaz-Alersí confió hace ya algún tiempo en esta esperanza y ahora se dedica a transformarla en realidad. Sus manos rebosan solidaridad y cada año viajan hasta Perú para curar a los enfermos que no tienen recursos para acceder a la sanidad privada. Un mes al año, este médico jubilado cambia su vida por un quirófano del Centro Médico Santa Teresa en el distrito peruano de Abancay, donde con escasos medios materiales llega a realizar más de medio centenar de intervenciones de cirugía general. «Es impresionante cómo te lo agradece la gente, se vuelcan contigo y no se creen que les vaya a salir gratis», comenta este profesional gaditano, que todas las semanas acude a Madre Coraje para colaborar en otras labores.
Sin embargo, ahora se encuentra con un nuevo problema. Los medios materiales del centro médico peruano son arcaicos y su objetivo es llevar este verano un aparato 'Ligasure' sellador de vasos y tejidos, con bisturí eléctrico incorporado, que le permita realizar más intervenciones y aumentar la seguridad de las mismas. Este instrumento cuesta casi 6.000 euros, por ello el propio doctor ha realizado un llamamiento a la ciudadanía para que aporten fondos para su financiación. «Nuestra ONG no puede asumir ese coste, así que sólo nos queda pedir la colaboración de la gente», puntualizó el doctor, que ayer ya había conseguido el apoyo del Colegio de Abogados y de Médicos. El tiempo se acaba y en menos de dos semanas el instrumental médico debe estar camino de Perú, ya que el tiempo de transporte suele ser de tres meses. Eso sí, la esperanza es lo último que se pierde.