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Los amigos de Boo aumentan a un ritmo de 4.000 diarios.
Sociedad

Los perros desembarcan en las redes sociales.

Boo, un perro de raza pomerania, tiene 963.000 seguidores en Facebook

Esther Requena
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Boo no ha necesitado entonar, o más bien ladrar, eso de 'yo quiero tener un millón de amigos' para codearse con ellos en Facebook. El pequeño y peludo pomerania está a punto de alcanzar la millonaria cifra de fans sin ser un estrella de Hollywood, salir en la pequeña pantalla o plantear un curioso reto para llamar la atención. Ni siquiera sus dueños son conocidos o hacen algo fuera de lo habitual. Sí, es un perro 'normal' con un millón de amigos cuando la media en esta red social es de 150 contactos. Boo es canela y blanco, ha sido bautizado como 'el perro más lindo del mundo' y su día a día no dista mucho del de cualquier otra mascota de cinco años. Duerme, juega, lo disfrazan por Halloween, celebra su cumpleaños y se confiesa un enamorado de Oprah y del rosa, mientras lametea pollo y queso.

Como él, miles de perros en todo el mundo han dejado de lado las redes sociales exclusivas de mascotas para saltar a las humanas. En Facebook y Twitter cuentan ya sus cosas con más o menos éxito... aunque no todos logran las cifras de Boo: cualquiera de sus fotos o comentarios tienen una respuesta inmediata de más de 10.000 amigos, perros incluidos. Como pasó anteayer cuando estrenó unas gafas de sol naranja -«pienso que es mi color»- o la semana pasada con un vídeo donde promocionaba una marca de comida inhalándola: «el truco consiste en meter la cabeza entera dentro del recipiente y solo sacarla cuando se tiene una necesidad imperiosa de aire», cuenta Boo. Hace años nadie hubiera vaticinado que los pensamientos de un perro tuviesen tanto tirón.

Uno de los últimos en desembarcar sus pezuñas en la red social ha sido Beast, el puli húngaro del mismísimo Mark Zuckerberg, fundador de Facebook. Por el momento tiene 75.000 seguidores. No está mal para un perfil creado hace apenas dos semanas. O Mel, la mascota de Andreu Buenafuente, a la que le va más el Twitter y gasta la misma sorna que su propietario. Se ha ganado el favor de más de 4.000 followers. «Y, a mí, que Gadafi me suena de algo...», tuiteó hace días.

Esta nueva tendencia no es exclusiva de famosos o de un perro con gracia que consigue conmover a los internautas. Aquí participan chuchos de todo pelaje porque son legión los dueños que les aplican la máxima 'el que no está en las redes sociales es porque no existe'. Extrapolando los datos del análisis presentado por la consultora Lab42 en Estados Unidos, el 14% de los canes del planeta ya contaría con un perfil en Facebook y un 6% en Twitter. Apenas un 3% logran más de 500 seguidores. ¿Pero qué buscan? Lo que la mayoría: una ciberpareja con la que poder llegar a mayores con una futura camada o simplemente un momento de gloria.

Giant George farda, y mucho, ante su legión de seguidores de los 1,09 metros de altura y 111 kilos de peso que le hacen el can más alto de la historia. En España, también tenemos lo nuestro. Mario Arias subía tantas fotos de Fanta y Trina a su perfil personal que tenía saturados a sus amigos y «no les quería dar más la brasa con las perras». El amor de padre por sus «salchichonas» -una adoptada en la protectora de animales y otra que le regalaron en plena calle- hizo que no se lo pensara mucho a la hora de abrirles su propio perfil. «Quería hacer algo cachondo y desenfadado, pero también que mostrasen los valores que nos transmiten», explica este malagueño de 32 años.

En Facebook se puede ver, por ejemplo, cómo Trina saca a Fanta del agua como si fuera un rescate. Ya tienen 336 amigos que les siguen cuando se van a navegar o de manifestación para ladrar por un mundo libre de centrales nucleares.

Isidra María también debutó en Facebook hace un año. Sus amigos son pocos, pero escogidos. Apenas 18 que le vienen por parte materna y ninguno peludo. «La gente que me conoce lo entiende perfectamente y le hace gracia», detalla la madrileña Eva Contreras. Por eso, el otro día tras ir a la 'pelu' alguno le preguntaba qué tal le había ido la visita a Llongueras. Gajes del oficio perruno.

'Tweets' en el collarín

Y para que estén conectados en todo momento como los humanos han salido unos 'smartphones' perrunos. La empresa juguetera Mattel ha puesto a la venta por 21 euros el Puppy Tweets, una sensor de sonido y movimiento que se coloca en el collar del perro y que va enviando algunos 'tweets' a la cuenta personal del animal a través de un USB que se conecta al ordenador. Eso sí, nada de pensamientos filosóficos. Son frases aleatorias que saltan a la red entre medio millar de comentarios preestablecidos. Hay auténticas perlas: «Finalmente alcancé la cola que estaba persiguiendo y... aaaaaaay» o «a veces siento que mis patas están permanentemente en 'modo siesta'».

¿Y qué pasa con el resto de mascotas? Su asalto a las redes sociales va a un ritmo más lento que el canino. Pero por supuesto también se encuentran gatos, pájaros, hámsters, conejos... y ¡hasta un cerdo vietnamita! Tras Rosendo en Twitter se esconde Laura Navas. «Puede sonar un poco friki, pero empezó como una práctica de un curso y ahí Rosendo cuenta sus aventuras y desventuras», explica su dueña. Aunque no ha sido tocado por el éxito mundial de Boo y se conforma con cinco seguidores... por el momento. Pero Rosendo no se desanima: ya se encuentra un poco más cerca del millón de amigos.