Unicaja encara con las máximas garantías su nueva andadura como banco
MÁLAGA. Actualizado: GuardarValió la pena esperar. Es la sensación que comparten los directivos de Unicaja ahora que la integración con Caja España-Duero a través de la creación de un banco está encarrilada. Durante el último año, no pocas voces han alertado de que la caja andaluza se quedaba rezagada y de que corría el riesgo de perder el tren del futuro. Las críticas arreciaron el pasado verano, cuando fracasó el intento del gobierno andaluz de propiciar una fusión con Cajasol y la entidad sevillana acabó refugiada en los brazos de Banca Cívica.
Pero Unicaja no tenía prisa. Y es que gracias a su elevada solvencia financiera, la caja andaluza ha podido permitirse esperar y, sobre todo, elegir. Porque en el proceso de reestructuración abierto en el sector de las entidades de ahorro, al final no ha primado el tamaño, sino la calidad. La prueba está en un SIP como el de Banco Base, donde Cajastur, una caja de mucho menor tamaño que la CAM, es la que se ha adjudicado el papel de líder.
Y es que en medio de la tormenta financiera en la que está situada España, el Banco de España ha estrechado más que nunca el cerco sobre las cajas, pero en el caso de Unicaja no había nada que reprochar ni que vigilar. Con un 'core capital' (capital básico) del 13,1%, el más alto del sector de cajas y uno de los primeros de todo el panorama financiero español, su solvencia ha estado siempre fuera de duda.
Por tanto, la entidad andaluza ha tenido las manos libres para buscar la mejor opción dentro del tablero de juego. Tras rechazar proyectos de fusión como el de Caja Castilla-La Mancha o el de CajaSur precisamente por el riesgo que podían implicar para su salud financiera, Unicaja ha decidido unir su futuro al de Caja España-Duero, una entidad de un tamaño muy similar al suyo -de hecho, ligeramente superior en cuanto a volumen de activos- pero cuya menor capitalización la aboca a un papel subordinado en la integración de ambas.