Confusión sobre el mando del ataque
Gran Bretaña opina que el liderazgo debe pasar a la OTAN, pero Francia se opone
ROMA.Actualizado:En el primer día de la operación 'Odisea al Amanecer' contra Libia no hubo dudas porque solo había que bombardearla, con nula resistencia, bajo el amparo de una resolución de la ONU. Pero ayer, tercer día de la intervención de la coalición guiada por EE UU, Francia y Gran Bretaña, el trasfondo político y diplomático se convirtió en un circo. Mientras proseguían los ataques a Trípoli y otros puntos, en los despachos reinó la confusión. La alianza militar parece ahora unida solo por la prisa en la intervención, que aún así llegaba tarde para muchos analistas, pero descoordinada en todo lo demás. El portavoz francés de Defensa, el general Philippe Ponthies, admitió que no hay un mando único y las operaciones se organizan «a nivel de ministerios de Defensa». «De momento funciona, pero es evidente que el mando integrado facilitaría los intercambios», resumió.
Las contradicciones atañen también a los objetivos, dentro del amplio margen de interpretación del mandato de la ONU para fijar una zona de exclusión aérea, y a asuntos como si se pretende o no acabar con Gadafi. Esto sobre el día a día. Ni por asomo se habla de planes a largo plazo, dentro de un país complejo con un centenar de clanes, o de cómo organizar un Estado 'post-Gadafi'. Distintas voces oficiales de EE UU pasaron ayer de decir «no sabemos dónde está Gadafi, nuestra misión es proteger a los civiles» a «no perseguimos un cambio de régimen» y, finalmente, «la rendición de Gadafi es el objetivo definitivo». El ministro británico de Defensa, Liam Fox, dijo que eliminar al coronel puede ser un objetivo legítimo, mientras el Pentágono lo descartaba.
Al menos está claro que nadie quiere poner un pie en Libia. También los rebeldes libios rechazan tropas extranjeras. Y aunque la resolución 1973 de la ONU hable de promover la reconciliación, el Consejo Nacional Provisional de los sublevados, con sede en Bengasi, excluyó cualquier diálogo con Gadafi. Un enviado de la ONU se reunió con el jefe del organismo en esta ciudad, en el primer contacto directo entre ambos. Otro interrogante es que nadie sabe quiénes son realmente los rebeldes, y EE UU no olvida, por ejemplo, que de Bengasi han salido mucho combatientes infiltrados en Irak.
En el campo de batalla, los ataques aliados han frenado el avance de las tropas de Gadafi hacia Bengasi, pero hay informaciones divergentes sobre quién controla Ajdabiya y Misrata. Otras fuentes apuntan al uso de escudos humanos por parte del régimen libio, pero es difícil distinguir la propaganda de los hechos. Lo cierto es que cazas británicos regresaron el domingo sin bombardear las posiciones asignadas ante la presencia de civiles. En el parte de ayer se registra la primera acción de dos cazas y un avión de combustible español, mientras un submarino navega ya hacia la zona.
El mando de las operaciones es una patata caliente. Ahora mismo el cuartel general está en la nave 'USS Mount Whitney', en Gaeta, guiada por el almirante Samuel J. Locklear. Pero EE UU desea pasar los trastos «en los próximos días», en busca de un perfil bajo. Gran Bretaña e Italia, entre otros, quieren que el control lo asuma la OTAN, algo que Francia rechaza, porque Nicolas Sarkozy, principal promotor de esta empresa, desea todo el protagonismo. Aun así la propia OTAN está dividida. Ayer se reunió por quinto día consecutivo en Bruselas sin llegar a nada concreto, aunque por la noche Obama daba por hecho desde Chile que tomará el mando. Alemania y Turquía -único país musulmán de la Alianza Atlántica- no están de acuerdo con la intervención. El primer ministro turco, Recep Tayiip Erdogan, es uno de los pocos líderes internacionales que aún habla con Gadafi por teléfono.
Tensión en Europa
La cosa empeoró cuando Italia dijo que el asunto no es negociable: amenazó con recuperar el control de sus siete bases aéreas si la OTAN no toma el mando y si prosigue «una multiplicación del mando». En Italia, por otra parte, surge ya un tono familiar de vodevil. Los pilotos hacen declaraciones por libre desmintiendo los comunicados y el Gobierno dice ahora que sus aviones no dispararán.
Desde París el general Philippe Ponthies, replicó secamente que su país aplica «plena y únicamente» la resolución de la ONU. Un síntoma final de la confusión: Noruega, que ya tiene seis cazas en el Mediterráneo, dijo que suspende su participación «hasta que la cuestión del mando se aclare». La atmósfera contagió incluso a Rusia, donde se produjo un inédito choque entre Putin, que tachó los ataques de «cruzada», y Medvédev, que lo desautorizó. El ministro alemán de Exteriores, Guido Westervelle, entró presumiendo de que las quejas de la Liga Árabe corroboran sus temores: «Decidimos no participar, calculamos los riesgos y tres días después la Liga Árabe critica la intervención, creo que teníamos razón».