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«Es un misterio que nunca se va a desvelar»
Fco. Javier Guzmán Armario Profesor de la Universidad de Cádiz
Actualizado: GuardarZas para los crédulos. El profesor de Historia Antigua de la Universidad de Cádiz aboga más por el sentido mítico de la historia. «El problema de la Atlántida es que solo habló de ella Platón. Tenemos que tener en cuenta que en el siglo V a.C. Atenas libró las guerra del Peloponeso y tras 30 años de lucha, esa sociedad, rica y próspera, se hundió. Este texto sería una alegoría de lo que le había pasado a Atenas», resume Guzmán Armario. Un metáfora que ha intentado ser explicada desde diferentes puntos de vista, como el profesor destaca, la mayoría tienen que ver con el esoterismo.
De todas formas, para el experto no hay otras tesis que valgan, vengan de la otra dimensión (el famoso programa 'Cuarto Milenio' también intentó apuntarse el tanto), o de la matemática. «Platón referenció una ciudad que vendría a ocupar el territorio de la Alemania de hoy, encontrarla sería muy complicado», sostiene. Por esa razón se queda con el espíritu más legendario de la cuestión. «A todos nos ilusiona pensar que hace mucho tiempo la naturaleza nos daba todo lo necesario para la supervivencia, en un mundo idílico. Tal y como lo diseñó el filósofo era una mito muy atractivo», cuenta el docente. Como Pimentel y como otros muchos expertos, muy diferente es hablar de Tartesos. La historia sí ha dejado su marca en este caso. Pero cuando se le recuerda las mediciones hechas en Doñana, corroboradas por este estudio estadounidense que comenzó con otro trabajo de la Universidad alemana de Wuppertal, Guzmán Armario se muestra tajante. «Creo que nunca se va a confirmar, de hecho, no creo que existiese».
Ahora bien, su escepticismo tiene que ver con su clarividente concepción mitológica del asunto. Para eso surgieron. «Necesitamos de mitos, de leyendas o de fe para explicar las cosas. Las utopías surgen en momentos de crisis, cuando no somos felices. Son lo que queremos oír». Eso sí, cuando se le pregunta sobre con qué teoría de localización está de acuerdo (se lo arrogan los de Malta, en el mar de Azov, en los Andes en Sudamérica, en el Próximo Oriente, el norte de África, Irlanda, Indonesia y hasta en la Antártida), el profesor barre para casa. «Para los griegos de entonces el Estrecho era como si nosotros habláramos de Marte. Situaron en esta zona muchos de sus mitos, éramos el Finisterre, lo exótico. Existiera o no, deberíamos enorgullecernos, es parte de nuestra cultura. Incluso deberíamos explotarlo económicamente». Esta opinión, muy de acorde con la de Pimentel, le lleva a decir lo ya referido: «si no existiera, habría que inventarla».