España, con los aliados en Libia
El 'pacifista' Zapatero se resigna una vez más, tras Afganistán, a embarcarse en una guerra
Actualizado:Todas las potencias europeas acordaron ayer en París respaldar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU que autoriza el uso de la fuerza para imponer una zona de exclusión aérea sobre Libia, con el fin de impedir que el régimen de Gadafi siga masacrando a sus nacionales que se han alzado para exigir libertades civiles y democracia política. A la reunión en París asistieron representantes del máximo nivel de diez países comunitarios -Zapatero entre ellos-, además de la UE, la Liga Árabe y la ONU. Previamente, Merkel, también presente en la reunión, que desconcertó a todos al ordenar la abstención de Alemania en la ONU, había precisado que «abstención no significa neutralidad». Si en Irak faltó la plena legitimación de la ONU y se produjo una profunda fractura en Europa, en esta ocasión, con la legalidad asegurada, no ha habido fisuras, tanto por la magnitud de la brutal provocación de Gadafi cuanto porque la comunidad internacional, incluso Rusia y China, se ha conmovido ante la cruel locura del sátrapa libio. En cualquier caso, el 'pacifista' Zapatero ha tenido que resignarse una vez más, tras Afganistán, a embarcarse en una guerra para detener a un autócrata ensoberbecido. Incluso ha querido señalarse y ponerse al frente de esta actuación bélica junto a otros líderes europeos haciendo inevitable el recuerdo de su firme convicción contra la guerra de entonces y a la inmediata retirada de tropas de Irak en contra de la opinión de los aliados nada más llegar al poder. Rectificaciones aparte, es de aplaudir el apoyo prestado al Gobierno por la mayoría de grupos parlamentarios, incluso el del PP, que probablemente se pondrá de manifiesto el martes, cuando Zapatero explique la situación y reclame el necesario soporte para el despliegue militar que, paradójicamente, ya se habrá realizado sin el visto bueno formal del Congreso. España aportará a la misión, a partir de hoy mismo, cuatro cazas F-18 y un avión cisterna, que tendrán su base en Italia. Además, nuestro país participará en el control naval de embargo de armas con una fragata, un submarino y un avión de vigilancia. La obstinación del dictador hace prever que solo la fuerza le hará desistir de su mesiánica megalomanía. Ojalá que la cirugía sea rápida, limpia y poco dolorosa.
El PP, contra el despilfarro
El PP ha hecho público el plan de austeridad que va a incluir en el programa electoral con que concurrirá a la consulta del 22 de mayo. Entre otras medidas -reducción del parque móvil, de altos cargos y salarios, etc.-, incluye la posibilidad de dar entrada al capital privado en las televisiones municipales para cortar la sangría actual. Esta propuesta es coherente con la intención de modificar la ley del Tercer Canal de Televisión de 1983, que permite la creación de las televisiones autonómicas y al mismo tiempo impide la privatización de tales cadenas. Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha sido la principal impulsora de la reforma, consciente sin duda de que no tiene sentido el actual formato de las autonómicas cuando la televisión estatal ha sido neutralizada políticamente y ha perdido su carácter comercial. Si el infierno está empedrado de buenas intenciones, como dijo San Bernardo de Claraval, las legislaturas lo están de renuncias a brillantes promesas electorales. Esperemos que en esta ocasión el PP responda de la palabra dada en la medida de las fuerzas que consiga el 22-M.