El compromiso de un enamorado de Jerez
Pepe Castaño Peluquero, cofrade y escritor
Actualizado: GuardarPepe no para. Siempre está en activo. Es una de las personas más conocidas y queridas de nuestra ciudad. Y no es para menos. Por sus manos ha pasado, se puede decir que literalmente, medio Jerez. Ya hace unos años que se jubiló y echo el cierre de su peluquería en la urbanización El Bosque, por donde pasaron artistas, toreros, obispos, bodegueros. «Yo siempre tuve mucho cuidado en tratar a todo el mundo por igual, que ningún nombre quedara por encima de las personas que iban a la peluquería», recuerda. Según Pepe Castaño, que ya ha cumplido 68 años, desde Jerez se hizo una revolución profesional en el mundo de la peluquería en los años 60 y 70. Se pusieron en práctica nuevas conductas y fórmulas, y, sobre todo, se consiguieron unas prestaciones sociales con las que el gremio salió de la pobreza. «Jerez ha representado a la peluquería española en el mundo entero», asegura Pepe, quien, aunque no lo dice, tuvo mucho que ver en esa revolución. Pocos saben, por cierto, que sigue de alguna forma en activo, porque tiene un cliente que, dice, «es el mejor de todos» y no cambia por ninguno: el Cristo de la Expiración. Pepe arregla la melena del crucificado de San Telmo, que tiene en su pelo moreno natural una de sus principales características. «No quiero que se quede sin peluquero», dice entre risas. Aunque obtuvo un éxito notable en su profesión, sostiene, por un lado, que «el artista no puede ser empresario», y, además, que él estaba predestinado para otras cosas «pero me cambiaron el rumbo». Estamos ante un hombre de profundas convicciones religiosas, y una enorme inquietud cultural. «He sido un fracasado de los estudios, si hubiera podido habría hecho Humanidades o Periodismo», comenta con su flamante libro bajo el brazo. Castaño acaba de publicar 'Estudio sociológico de las cofradías jerezanas desde el siglo XVI'. Se trata de una obra que tiene una primera parte de investigación y una segunda de vivencias personales. Pepe no se corta un pelo -nunca mejor dicho- al manifestar que, en realidad, el principal objetivo de su libro es recaudar fondos para la Asociación Obispo Rafael Bellido, con la que colabora activamente. Además, agradece la «fantástica acogida» que ha tenido la publicación. Pero recién salido de la imprenta este trabajo ya está preparando otro. «Mi pasión es escribir, escribir y escribir». El próximo llevará por título 'Jerez, entre la grandeza y la pobreza', y es un homenaje a su tierra. «Yo peco de localista, soy muy de Jerez y creo que es una ciudad que debe sentirse más que orgullosa de lo que tiene y lo que es y ha sido en la historia». Pepe sostiene que «es mentira» que los jerezanos se miren mucho el ombligo, señala que realmente no valoramos lo nuestro, y asegura que somos «un poquito complicados». Rebosa orgullo a la hora de hablar de su ciudad, y no lo esconde. Tampoco oculta su afición por el ciclismo, deporte que «todavía practico asiduamente». Cuando no está escribiendo y se ha bajado de la bicicleta se decanta por dos clásicos como el fútbol y los toros. «Le he cortado el pelo a muchos toreros y tengo grandes amigos en la fiesta, aunque a decir verdad ya no la sigo tanto como antes», afirma. En su casa se escucha mucho flamenco. No en vano, su hijo José María es uno de los más prestigiosos flamencólogos del momento, entre otras cosas, «porque de niño lo fue apreciando con lo que oía en casa». Su hijo es precisamente quien, cuando lo ve delante del ordenador, le dice: «Papá, lo tuyo es la Olivetti». Pepe Castaño es sobre todas las cosas un hombre comprometido con el entorno en el que vive. «Jerez ha cambiado porque se ha modernizado, pero esta sociedad debía haber aprendido y mejorado mucho más con los años para ser verdaderamente una sociedad justa».