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Un larguero evitó firmar una de las peores rachas de la década

B. FERNÁNDEZ
JEREZ.Actualizado:

El larguero evitó que el equipo dirigido por Javi López encarrilara ya siete jornadas consecutivas sin sumar de tres en tres. La suerte se puso del lado azulino en Villarreal y de esta manera, el Xerez actual eludió acercarse a sus peores números desde que volviera a la categoría a principios de siglo, en junio de 2001. Viendo los registros del Deportivo en la última década, se puede comprobar que Javi López se acercaba peligrosamente a los números que en su momento costaron el despido a Pepe Murcia en la campaña 2006/07. En aquella temporada, el técnico cordobés encarriló ocho jornadas sin conocer la victoria, desde la 13 a la 20, logrando únicamente un par de puntos. En el club de las ochos jornadas sin sumar podemos meter a otros entrenadores, como Casuco, quien no supo armar a un equipo que no se salvaba del descenso «ni con un milagro» en la 2007/08, tal y como algún jugador ya balbuceaba al salir de los vestuarios. Cinco empates y tres derrotas llevaron al equipo al borde del abismo cuando no se había alcanzado ni tan siquiera el ecuador de la temporada, pero también mosqueó en exceso a una afición que la tomó con el plantel después de ver cómo su equipo perdía en casa (0-3) ante Las Palmas. Un antes y un después para una mala racha que, a pesar de todo, supuso que el Xerez sumara cinco puntos en ocho jornadas.

Ese año, y a pesar de ver el descenso bastante cerca -el equipo se salvó de la quema en la última jornada gracias a un gol de Yordi al Elche-, fue mucho mejor que otros, aunque pareciera lo contrario. Lo cierto es que, al margen de la mala racha de la 2006/07, el conjunto azulino siempre ha sufrido su pájara clásica. El primer año de Joaquín Morales en el mando trajo una racha que dejó al equipo en la zona media y sin posibilidades alguna de ascenso. Cuatro puntos logrados en ocho jornadas mermaron las escasas opciones xerecistas de soñar con el salto de categoría cuando restaban ocho jornadas para acabar el campeonato. Sin embargo, la pájara que más recuerda el aficionado de a pie es la de la primera temporada de Bernd Schuster. Las penurias institucionales que vivía la entidad, con exilio a Sanlúcar de Barrameda incluido, motivó aún más a una marea azulina emergente que disfrutó de su año más extraño. Después de un año inconmensurable, los del técnico teutón se vinieron abajo y sumaron ocho partidos sin ganar en el peor momento (de la jornada 34 a la 41), sumando cuatro míseros puntos que no sirvieron para redondear un año que pasó a los anales, no tan solo por lo deportivo.