HERIDO DE MUERTE

Independientemente de lo que pase en las próximas horas y, sobre todo, en la asamblea del próximo lunes -se puede esperar ya cualquier cosa visto lo visto- es evidente que el PSOE de Jerez está herido de muerte. Las encuestas hace tiempo que dibujan un panorama desalentador para el partido situando a su enemigo político natural, el PP, al borde de la mayoría absoluta, y lo que ha sucedido en las últimas semanas, las pugnas internas, el cruce de reproches, el baile de nombres y, por qué no decirlo, la tozudez de más de uno y una, no ayuda absolutamente nada a pensar que podrá remontar el vuelo.

Hay quien piensa que esto vendrá bien a los pilaristas, que tendría así la justificación perfecta a ese probable batacazo electoral, unos culpables a los que señalar y una excusa para eludir responsabilidades. Otros, sin embargo, consideran que lo sucedido viene de perlas a los críticos, que podrán decir eso de «ya habíamos avisado de lo que iba a pasar y nadie nos quiso hacer caso».

Posiblemente, a partir del lunes intenten vendernos que aquí no ha pasado nada, que el PSOE es una gran familia en Jerez y que todos lucharán por ganar las elecciones. Pocos les creerían y más de uno soltaría una carcajada. El partido está tan dividido y las heridas tan frescas que tendrá que pasar mucho tiempo hasta que cicatricen. Y así, desde luego, es complicado afrontar una campaña electoral.

Pero lo que está pasando en Jerez va mucho más allá. El campo de batalla es bastante más amplio. Llega hasta Madrid, pasando, lógicamente, por Sevilla. La dirección nacional del PSOE se ha posicionado claramente del lado de González Cabaña y en contra de Pilar Sánchez. Pero no nos engañemos, porque detrás está también, y sobre todo, el pulso entre Chaves y Griñán; el enfrentamiento, en definitiva, entre las dos grandes familias socialistas en Andalucía.

Porque, digan lo que digan públicamente y pese a sus declaraciones de las últimas horas, a Griñán no le convence Pilar Sánchez como candidata. Pero hace meses que empeñó su palabra y no podía ni quería rectificar. Y si a eso le unimos a la escasa simpatía que le profesa a Manuel Chaves... Las claves de todo este culebrón están sobre la mesa.