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El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en su intervención de ayer en la Moncloa. :: AP
ESPAÑA

Zapatero pedirá carta blanca al Congreso para lanzar una ofensiva contra Gadafi

El presidente del Gobierno defiende que la comunidad internacional fuerce al dictador libio a renunciar al poder

PAULA DE LAS HERAS
MADRID.Actualizado:

El cómo y el cuánto está aún por definir, pero José Luis Rodríguez Zapatero anunció ayer que España se sumará a la intervención militar que ya prepara la comunidad internacional para frenar a Muamar Gadafi. Y lo hará, dijo, con una «contribución importante». Una vez aprobada en la noche del jueves la resolución de la ONU, que acordó una zona de exclusión aérea sobre Libia y autoriza a los estados miembros a emplear «todas las medidas que sean necesarias para proteger a la población civil» de los ataques del dictador, el Gobierno decidió implicarse a fondo en una batalla con la que, según el jefe del Ejecutivo, se dará un «paso decisivo de relevancia histórica». «Naciones Unidas ha cumplido con su deber y marca una senda muy positiva para garantizar los derechos humanos», argumentó.

A la hora en que Zapatero compareció en el Palacio de La Moncloa, acompañado del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, las autoridades libias ya habían anunciado el alto al fuego. La urgencia con la que las potencias occidentales estaban dispuestas a actuar quedó en suspenso, aunque nadie descartaba aún una actuación inminente. El presidente del Gobierno advirtió que la comunidad internacional «no se va a dejar engañar» y que verificará con escrúpulo el cumplimiento estricto de lo acordado por el Consejo de Seguridad, es decir, el cese inmediato de las acciones represivas pero algo más: la apertura de un proceso que dé respuesta a «las expectativas», dijo, del pueblo libio.

Esa es la parte más conflictiva porque no está claro hasta dónde está dispuesta a llegar la coalición de países en la que participará España para que Libia se convierta en un régimen democrático, y menos aún tras las experiencias de Irak y Afganistán. El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, defendió tras la reunión del Consejo de Ministros que entre los objetivos de la resolución 1973 está el que Gadafi renuncie al poder. «Todo ello está bien recogido y bien tratado», dijo. En el punto cuarto el texto excluye expresamente el despliegue de una «fuerza de ocupación bajo cualquier forma o sobre cualquier parte del territorio libio». Pero el Ejecutivo fue poco preciso a la hora de descartar que eventualmente se vaya a forzar militarmente la salida del tirano.

Los acontecimietos se sucedieron ayer en la Moncloa con mucha rapidez, lo que explica en parte la indefinición. A pesar de la visita del secretario general de la ONU a Madrid, y de la enorme tensión que se vive estos días en la escena internacional, el jefe del Ejecutivo tenía previsto desplazarse ayer a León y permanecer allí hasta hoy para inaugurar la nueva estación del AVE, el Teatro de La Bañeza y el Parador de Villafranca del Bierzo. Era la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, la encargada de recibir al coreano. Y no fue hasta el último momento cuando el presidente anuló la excursión a su tierra.

Liderazgo

Hoy estará en París, atendiendo al llamamiento que, como uno de los principales promotores de la iniciativa internacional, ha realizado Nicolas Sarkozy a todos aquellos que quieran apoyar la actuación. A la cita asistirán el máximo responsable de la Liga Árabe, Amro Musa; el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, y la responsable de Política Exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton. La presencia española le valió a Zapatero el reconocimiento de los Estados Unidos, que alabó a través de un comunicado de su embajada en Madrid el «liderazgo» de España en la crisis del país norteafricano.

En principio, la operación para imponer la prohibición de sobrevolar Libia podría lanzarse el lunes, pero la reunión de la OTAN prevista para el domingo en Bruselas se ha adelantado a hoy y el presidente del Gobierno tiene intención de avanzar ya en la capital francesa qué aportará España a la fuerza de coalición, según lo acordado ayer en el gabinete de crisis.

Cualquiera que sea la participación española, requerirá la autorización de las Cortes, como establece la ley de Defensa Nacional, impulsada por el propio Zapatero. El presidente del Gobierno señaló que «dado el alcance de los hechos» está dispuesto a solicitar en persona al Congreso su aval, en lugar de dejar el trámite en manos de la minsitra Carme Chacón. Pero es posible que para cuando lo haga, lo que solicite sea ya una convalidación porque lo previsible es que la Junta de Portavoces convocada por el presidente de la cámara, José Bono, el mismo lunes, fije la reunión del pleno para el martes, cuando la operación esté en marcha. En cualquier caso, el PP ha adelantado su apoyo y la legislación contempla este tipo de escenarios.

Zapatero habló dos veces con Mariano Rajoy para informarle de sus pasos y también celebró un despacho extraordinario con el rey, que ya antes había recibido, junto al príncipe de Asturias, a Ban Ki-moon y a la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez.