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MUNDO

China acude al rescate de los suyos

Las crisis de Japón y Libia han servido al PC para demostrar su poderío económico y la preocupación por su gente

ZIGOR ALDAMA
SHANGHAI.Actualizado:

China no deja pasar ni una sola oportunidad para hacer gala de su recién adquirida fuerza. Las crisis de Japón y Libia, además, le han servido en bandeja a su gobierno la oportunidad para demostrar que su gente le importa. Y, a juzgar por los dispositivos de evacuación que ha establecido en ambos países, mucho. Tanto como lo que le preocupa que se conozca en el gigante asiático el espectacular resultado de estas dos operaciones de rescate que lo son también de maquillaje político.

De hecho, los telediarios, controlados por los censores del Ministerio de Información, no han escatimado minutos para mostrar a ciudadanos chinos, sonrientes y agradecidos al Gobierno, aterrizando en la seguridad de la madre patria y relatando con un largo suspiro la odisea a la que han sobrevivido. Flores, vítores, apretones de manos con oficiales, abrazos y el ansiado final feliz de los que han escapado del infierno se han convertido en un agradable contrapunto informativo a las noticias que llegan del norte de África y del archipiélago vecino.

Sea propaganda o no, parece incontestable que China ha dado un vuelco al trato que dispensa a sus nacionales en el extranjero. «Recuerdo que las Embajadas siempre eran un lugar en el que se nos trataba como a perros. Cualquier petición de ayuda se respondía con un 'no nos molestes', e incluso la renovación del pasaporte podía convertirse en una pesadilla», asegura a este periódico Xiaoya Chen, abogada de 34 años residente en Shenzhen y especializada en Derecho Internacional.

En residencias temporales

Porque, sin duda, estos operativos resultan extremadamente costosos. Según datos oficiales, China ha repatriado a casi 36.000 de sus nacionales desde Libia, a bordo de aviones fletados para la ocasión, a través de terceros países, y haciendo uso de sus fuerzas aérea y naval. Según el viceministro de Asuntos Exteriores, Song Tao, «ha sido la mayor evacuación internacional jamás realizada desde la creación de la República Popular». Y, de hecho, ningún otro país ha conseguido mover a tanta gente.

Ahora, la situación se repite en Japón. Mientras los ciudadanos españoles se quejan del trato que reciben de su legación diplomática, la Embajada china ha movilizado recursos suficientes, a pesar de las enormes dificultades logísticas y la falta de combustible, para transportar hasta el aeropuerto de Nigata a los 33.000 ciudadanos que residen en las cinco prefecturas más afectadas por el tsunami.

Más de 3.000 ya habían sido evacuados ayer. Desde allí, aseguran las autoridades, se les facilitará el poder volar a la China continental o se les alojará en residencias temporales a salvo de una radiación que el gobierno de Pekín ya considera «dañina para la salud». Así, el país de Mao toma la iniciativa en la repatriación de sus ciudadanos y demuestra que, como aseguró Wen Jiabao durante su discurso frente a la Asamblea Nacional Popular celebrada hasta el pasado lunes, «la estabilidad social es primordial para China».

Aunque los ingentes esfuerzos económicos que está realizando el Gran Dragón para poner a salvo a su población no conseguirán frenar la inflación del país, que es lo que más preocupa a los 1.350 millones de chinos, sí que han conseguido desviar la atención y mejorar la imagen del Partido Comunista. «Son avances lentos, pero en la dirección correcta. Creo que todos nos alegramos de que China esté respondiendo de esta forma a los retos que se le plantean fuera de sus fronteras».