Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

Tejela araña una eléctrica oreja

Corrida variada y guerrera de Fuente Ymbro donde Curro Díaz salió ileso de lo que puso haber sido un grave percance

BARQUERITO
VALENCIA.Actualizado:

De las tres corridas de sangres Domecq vistas en lo que va de Fallas, ésta de Fuente Ymbro fue la más guerrera. Más armada que cualquiera de las dos precedentes (Victoriano del Río y Jandilla), bastante más poderosa también. La corrida de Fuente Ymbro dio mejor promedio. Con su irregularidad en el caballo, pero con muchas más ganas de pelea en varas y más resistencia también.

Con su variedad o sus desigualdades: ni siquiera el toro de mejor condición -quinto de la tarde- rompió en ritmo mayor; al suave y bondadoso tercero, de preciosa pinta chorreada, le faltó poder o fuerza para ser más toro; el sexto, que fue noble, y bravo en el caballo, embistió a escupidas y sacudidas, sin meter propiamente los riñones, y, raro caso, escarbaba antes de encelarse a pesar de estar fijo en los engaños. El toro brusco, el cuarto, tuvo su parte tratable; el que cantó la gallina -un primero vuelto de cuerna y sangrado en tres varas- lo hizo después de casi dos docenas de viajes fiables; y hubo, como en botica, uno de esos toros , segundo de corrida, que, suelto del caballo, fue y vino y volvió a ir y venir sin demasiadas ganas pero sin regañar.

La corrida entera se toreó con cierta precipitación. Tejela es un torero de carga eléctrica natural y estuvo con las pilas puestas toda la tarde, como si en la corrida le fuera la temporada, y la cuenta de la luz se paga en los toros con precipitación precisamente. Curro Díaz es torero de gloriosos chispazos, y no sólo, pero hasta las pausas y las transiciones son por norma en sus faenas como rápidas descargas eléctricas.

La atmósfera estaba cargada de electricidad: cayó agua a manta por la mañana en Valencia, el cielo estaba de tormenta, hacía húmedo frío, comenzaron a las seis de la tarde los desfiles falleros y las bandas que desfilaban por las calles aledañas de Xátiva o de Alicante metían su música de matute en la plaza de toros . Para todas las faenas se pidió música. Para tapar los sonidos cruzados de las bandas falleras no tuvo pulmones la que estaba de oficio dentro de la plaza.

Fue espectáculo entretenido pero también espeso. Curro Díaz, alma de artista, no se templó al lancear de salida al primero o abrió exageradamente el capote para pasar al cuarto en heterodoxas verónicas apaisadas, como si fueran lances para fuera. Media verónica muy elegante de Tejela en el quinto. Y ya. Lidiaron sin acierto al quinto toro, y eso que se perdió.

Las faenas fueron prolijas sin excepción y se hizo raro ver a un torero como Tejela, de siempre militante en la causa de «lo breve si bueno», escuchar sendos avisos de postre. Tejela hizo las cosas de más carga -no necesariamente eléctrica- y con la mano izquierda le pegó al quinto una tanda de quedarse a gusto. Curro Díaz dejó la firma en bellos garabatos y, con astucia de torero curtido, supo manejar al cuarto a suerte descargada para domarlo.

Sus improvisaciones tuvieron sal espontánea. Pinar anduvo trabajoso, con la seguridad de quien torea como escondido a toro tapado y con una virtud propia: una muñeca de muchos quilates. Con la espada no pasó nada, pero estuvo a punto de pasar, porque el cuarto prendió a Curro Díaz por la faja y le pegó dos volteretas terribles. Pudo haber sido terrible y no lo fue.