Mafiosos rusos, sicarios ucranianos y un francotirador misterioso

En el relato que Luis Miguel Rodríguez Pueyo sobre el origen del secuestro se han mezclado mafiosos rusos, unos sicarios ucranianos expertos en ajustes de cuentas, inversores de Londres que saldan las deudas con extorsiones y hasta un francotirador profesional, con el que Pueyo amenazó a la familia Ávila en una carta. Sin embargo, ninguno de estos personajes, propios de una película de espías, ha aparecido durante los dos años que ha durado la investigación judicial, ni están sentados en el banquillo de los acusados. ¿Son reales o una ficción de Pueyo para justificar sus actos? Parece difícil averiguarlo, aunque ayer Raúl Brey -uno de los acusados- reconoció que recibió presiones de Pueyo cuando ambos estaban en prisión para «que metiese toda una historia de mafias rusas» en su declaración. «Es más, también dijo que yo estaba enterado de los avales de Londres, y no es así», contestó Brey a las preguntas de su abogado defensor. El propio Rodríguez Pueyo admitió ante el tribunal que la historia del francotirador fue un farol. Y aunque mantiene que contrató a unos ucranianos para llevar a cabo el secuestro, quien custodiaba a Ávila era un joven toxicómano, al que -según la Fiscalía- pagaba con drogas.